miércoles, 20 de marzo de 2013

La memoria íntima de Dios: intriga y misterio en una novela sobre el Vaticano y la historia oculta



la memoria íntima de Dios




“Por una parte me compadecía a mi mismo por el triste destino que podía esperarme. Por otra, estaba tan intrigado, que no podía desembarazarme de la curiosidad que sentía. Sabía que en cualquiera de los dos casos, terminase esta historia como terminase, no iba a tener un final feliz para mi. O bien podía acabar muerto, o bien acabaría con la esperanza de millones de personas. Tal vez sacaría a la luz la verdad, pero me hacía la misma pregunta que se había hecho Poncio Pilato en su interrogatorio a Jesús: “¿Y QUÉ ES LA VERDAD?”
Roland Krame
¿Y si muchos de los hechos históricos que nos han contado sobre la figura de Jesús fuesen falsos? ¿Y si se pudiera contemplar escenas de la historia? “La memoria íntima de Dios” es una novela que atrapa al lector desde la primera página y que gira en torno a una de las grandes críticas que se hacen sobre el Vaticano, la monopilización y ocultación en torno a la figura de Jesuscristo.
Un ex-seminarista alemán un tanto adicto a la bebida y a la mala vida, una jóven física cuántica, varios cardenales, los servicios secretos y la familia de Jesús son los protagonistas de esta novela llena de intriga, misterio y acción que no tiene nada que envidiar a Dan Brown o Javier Sierra, a quien por cierto se cita en ella.
Aunque se supone que la trama es ficción, muchos hechos, como el matrimonio de con María Magdalena o la vida y muerte en la India tras la resurreción, se basan en estudios de investigadores como Faber-Kaiser.
El autor de “La memoria íntima de Dios” es Martín y Rodero, ex-estudiante de Teología que conoce bien los entresijos de la Iglesia Católica y que con esta obra de entretenimiento nos invita también a reflexionar y a ahondar en las verdaderas enseñanzas de El Maestro Jesús.
Martín y Rodero está participando en un concurso para ver publicada su novela con una editorial: INFO.
Una buena novela que daría pie a una interesante película…
Y adjunto un texto del libro:
A la atención de su Eminencia el Cardenal Diacono Adolfo Ottavialli, Pro Secretario del Santo Oficio:
Quiero, por la presente, hacer constar de manera contundente, una protesta oficial por la manera en que, desde Roma, han dado carpetazo a nuestro proyecto. Los problemas de fe que hayan causado nuestros experimentos en su Eminencia, o en la capacidad de amar a Dios Nuestro Señor del Santo Padre, no son una excusa para enterrar la verdad.
Dios Nuestro Señor le ha concedido a su Eminencia, al igual que a nosotros, la gracia y la oportunidad de ser conocedores de la más absoluta de las verdades. Es responsabilidad nuestra no pecar de ignorancia y mostrar esta verdad a los millones de almas que creen en Nuestro Señor Jesucristo. Ruego que nos permitan seguir con nuestras indagaciones bajo el solemne juramento de voto de silencio. No podremos cumplir tal voto si persisten en su actitud de negar la verdad.
Es solemnemente cierto que Nuestro Señor Jesucristo no murió en la cruz. Es solemnemente cierto que su madre, la Santísima Virgen María, se encuentra enterrada en Murree (Pakistán) y no fue ascendida al cielo en cuerpo y alma. Y es solemnemente cierto que María Magdalena fue la madre de los hijos de Nuestro Señor.
Si enterramos las verdades absolutas de Dios, si preferimos que prevalezca la tradición a la verdad y si no confiamos en el designio Divino por encima de las confusiones históricas del hombre, deberíamos plantearnos seriamente que, tal vez, la Iglesia a la que pertenecemos no sea la obra que Dios Nuestro Señor quiere que sea.
Hemos indagado en la memoria íntima de Dios y hemos encontrado una verdad preciosa; una verdad por encima de la resurrección y la muerte, una verdad eterna. Démosla a conocer o la historia nos tratará como traidores, a nosotros, a quienes nos precedieron y a nuestros futuros. Antes o después ha de conocerse esta verdad. Seamos nosotros ese instrumento de Dios. Seamos los portadores de la esperanza.
Ruego para que Dios Nuestro Señor le dé a su Eminencia la capacidad de discernir en pro de la verdad.
Atentamente:
P. Marcelo Pellegrino Ernetti
Venecia a 1 de Abril de 1972

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