Debes comprender qué significa el deseo, y las religiones te han confundido mucho al respecto. Si deseas algo del mundo, lo llaman deseo. Si deseas algo del otro mundo, le dan un nombre diferente. Esto es absurdo. ¡El deseo es
el deseo! Da igual cuál sea el objeto del deseo. El objeto puede ser cualquier cosa -de este mundo, material, o de otro mundo, espiritual-; el hecho de desear sigue siendo el mismo.
Todo deseo es una atadura. Incluso si deseas a Dios, es una atadura; incluso si deseas la liberación, es una atadura. Y la liberación no puede suceder a menos que este desear desaparezca totalmente. Así que, recuerda, no puedes desear la liberación; eso es imposible, eso es contradictorio. Puedes dejar de tener deseos, y entonces sucede la liberación. Pero eso no es el resultado de tu deseo. Más bien es una consecuencia del no-deseo.
Así que intenta comprender qué es el deseo. Deseo significa que ahora mismo no estás bien, no estás a gusto. En este mismo momento no estás a gusto contigo mismo, y algo en el futuro, si se cumple, te traerá la paz. La satisfacción está siempre en el futuro; nunca está aquí y ahora. Esta tensión de la mente por el futuro es el deseo. Deseo significa que no estás en el momento presente, y lo único que existe es el momento presente. Estás en alguna parte del futuro, y el futuro no existe. Nunca ha existido, nunca existirá. Lo único que existe es siempre el presente: este, momento.
Esta proyección de tu plenitud a algún momento futuro es el deseo. De modo que es irrelevante cuál sea la plenitud futura. Puede que sea el reino de Dios, el cielo, el nirvana, puede ser cualquier cosa, pero si está en el futuro, es deseo. Y no puedes desear en el presente; recuerda: eso no es posible. En el presente sólo puedes ser, no puedes desear. ¿Cómo vas a desear en el presente?
El deseo te lleva al futuro, a la fantasía, a los sueños. Por eso Buda insiste tanto en no tener deseos, porque sólo sin deseos entras en la realidad. Con deseos, entras en sueños. El futuro es un sueño, y cuando planeas el futuro eliges la frustración. Estás destruyendo la realidad de ahora mismo por algún sueño futuro, y este hábito de la mente permanecerá contigo. Se está fortaleciendo cada día. De modo que cuando llegue tu futuro llegará en forma de presente, y tu mente volverá a irse a algún otro futuro Incluso si pudieras llegar a Dios, no estarías satisfecho. Tal como eres, es imposible. Incluso en presencia de lo divino, te habrás ido al futuro.
Tu mente está siempre yéndose al futuro. Este movimiento de la mente al futuro es el deseo. El deseo no tiene que ver con ningún objeto, con si deseas sexo o deseas meditación: eso da igual. Lo que cuenta es desear, que deseas. Eso significa que no estás aquí. Significa que no estás en el momento real, y el momento presente es la única puerta a la existencia.
El pasado y el futuro no son puertas, sino muros.
Dice el Buda: Examina la naturaleza del deseo. Observa el movimiento del deseo, es muy sutil, y verás dos cosas. Una es que el deseo, por su propia naturaleza, es incolmable, y segunda, en el momento en que comprendes en que el deseo es incolmable, este desaparece y te quedas sin deseos. Ese es el estado de paz, silencio, tranquilidad. Ese es el estado de satisfacción. El ser humano nunca alcanza la satisfacción a través del deseo, el ser humano alcanza la satisfacción, solo al trascender el deseo.
Has de examinar el deseo; ni aquí ni en ninguna otra parte, el deseo se ha visto nunca colmado ni satisfecho. Nunca ha sucedido ni nunca sucederá, porque va contra la naturaleza propia del deseo. El deseo no puede ser colmado, porque su misma naturaleza es quedar insatisfecho y proyectarse en el futuro. Siempre está en el horizonte, al cual nunca llegarás ya que llegues a donde llegues verás que el horizonte ha retrocedido. Y la distancia entre ti y el horizonte seguirá siendo exactamente la misma.
Osho
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