¿Conoce a alguien que lo sea? Hoy, hablemos un poco del deseo a ser perfecto y lo que puede costarle.
¿Qué tiene de malo ser bueno? Nada, en lo absoluto, pero intentar ser perfecto puede costarle mucho en términos de salud mental y relaciones armoniosas. Verá, las personas que pueden movilizarse cuando hay problemas difíciles son por lo general aquellas a las que no les preocupa ser perfectas. Son felices con una solución parcial, confiados que inventarán el resto de la misma a medida que avanzan.
Ahora bien, los perfeccionistas intentarán decirle que sus estándares implacables los conducen a niveles de productividad y excelencia que no podrían alcanzar de ninguna otra manera. Pero a menudo, la realidad es exactamente lo opuesto. Los perfeccionistas por lo general logran menos, porque pasan demasiado tiempo paralizados por el miedo al fracaso. No empiezan nada hasta que no saben cómo terminarlo sin ningún contratiempo, y eso puede ser un error.
Aunque no sepan exactamente cómo van a lograr algo, las personas de alto rendimiento mantienen su visión del resultado final en sus mentes y avanzan igual. Éstas creen que obtendrán la ayuda que necesitan, encontrarán los recursos que necesitan y encontrarán el cómo a medida que avanzan – y por lo general así sucede.
Si, por cualquier razón, no logran el resultado que querían, no desperdician energía recriminándose. Simplemente aprenden de la experiencia y siguen adelante.
VÍA YO EVOLUCIONO
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