domingo, 3 de marzo de 2013

EL RETORNO DE LOS NÓMADES Lía Schenck



Los nómades son gente común y corriente. Vistos desde adentro tienen esplendores que iluminan. Desarrollan alas y se trasladan por los siete puntos cardinales del espacio. Cuando vuelan y cuando caminan ven dimensiones que los sedentarios no ven. Saben que el amor puede durar una lluvia o varias estaciones. Cuando se acaba sufren y lloran pero se recuperan porque también saben que el amor anda suelto en el aire. Aman todo lo que sueña y se transforma. Celebran el nacimiento de sus hijos y les enseñan a volar y a hablar con las estrellas. Andan de un lado a otro contagiando ganas de vivir. Invitan a explorar su propia existencia y la del otro con su espíritu nómade. Están seguros de que todos los hombres y mujeres somos nómades de nacimiento, aunque algunos después lo olvidan.



RETORNOS



Hace muchísimos siglos, en los orígenes del planeta y antes de que los hombres inventaran los relojes, los paraguas, los bolsillos y los pañuelos, el planeta estaba habitado por nómades.

Los nómades eran seres humanos que iban y venían tratando de descubrirse y tratando de descubrir el mundo.

Vivían todo el día a la luz del día y toda la noche a la oscuridad de la noche y se amaban horizontalmente a los latidos de la tierra.

Habría mucho para investigar sobre aquella existencia pero es bien sabido que ser sedentarios lleva a los hombres casi todo el tiempo de sus vidas y no les deja tiempo para ese tipo de investigaciones.

Los sedentarios desplazaron a los nómades en el curso de los siglos.

Los sedentarios plantaron maíz y plantaron casas y plantaron banderas. Plantaron las plantas de sus pies en un mismo lugar.



En la actualidad, sobre todo en las grandes ciudades, se observa el bellísimo fenómeno de la reaparición de los nómades.

Empezaron a surgir después de las penúltimas lluvias y ahí están, viviendo la vida que les tocó en suerte en la ruleta universal de los destinos.

Se han adaptado a las nuevas circunstancias de vida pero no han cambiado lo esencial.

Vistos desde afuera son seres como los de todos los días.

Vistos desde adentro tienen esplendores que iluminan.

Algunos los aman y otros quisieran ponerles insecticida.

Ellos aprendieron a no preocuparse. Ha sido demostrado históricamente que poseen inmunidad a los exterminios.



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