Un hombre caminaba por un valle de los pirineos cuando se encontró con un viejo pastor. Compartió su comida con él y pasaron un largo rato conversando sobre la vida.
El hombre decía que, si creyese en Dios, tendría que creer también que no era libre, ya que Dios dirigiría cada uno de sus pasos.
Entonces el pastor lo llevó hasta un desfiladero donde se podía escuchar, con toda nitidez, el eco de cualquier ruido.
- La vida son estas paredes y el destino es el grito de cada uno, dijo el pastor. Todo aquello que hagamos será llevado hasta Su corazón, y nos será devuelto de la misma forma.
“Dios acostumbra actuar como el eco de nuestras acciones”.Paulo Coelho.Tomado del libro: “Maktub”
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