A veces te aferras tan fuertemente a eso que te da placer, que te niegas la oportunidad de disfrutar cosas nuevas y diferentes. Puedes llegar a preocuparte tanto por perder algo de lo que disfrutas, que deja de ser placentero.
Es importante tener presente que tu percepción del placer no proviene de ninguna cosa externa a ti. El placer que experimentas proviene de ti.
Claro que tu identificas ese placer con varias personas, lugares, cosas y situaciones de tu vida. Sin embargo, el motivo por el cual reconoces esas cosas como placenteras es el hecho de que tú decides disfrutarlas.
Estando dispuesto a soltar eso de lo que disfrutas, podrás disfrutarlo aún más. Si tu energía no se ve consumida por una posesividad o un temor excesivos, tendrás más energía aún disponible para disfrutar de verdad.
Cada instante y cada experiencia resulta preciosa por lo que en sí misma es. En lugar de luchar por aferrarte a ella fuertemente, déjala venir, déjala ir y permite que el próximo instante traiga su propio tesoro, único y especial.
Permite que el placer fluya desde tu interior. Y verás que siempre habrá montones de oportunidades para disfrutar.
Gabriel Sandler
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