"A la gente, cosa extraña, le gusta coleccionar todo tipo de cosas. Hay gente que colecciona antigüedades, otros coleccionan sellos, ¡sellos de correos!
Me solía alojar en casa de una persona en Madrás, y este anciano..., mi anfitrión, me dijo:
- ¿Te gustaría ver mi colección de sellos?
- ¿Tu colección de sellos? -le pregunté.
Tenía una habitación llena de todo tipo de sellos.
- ¿Y a esto te has dedicado toda tu vida? -le pregunté.
- ¿Te parece poco? ¡Es la mejor colección del país! -exclamó.
- Será la mejor colección del país, pero... toda la vida coleccionando estos chismes, estos sellos usados... -le dije.
Se había dedicado toda su vida a esto y tenía cartas de reconocimiento de los gobernadores, ministros, primeros ministros y del presidente. Todos habían ido a ver su colección; era la mejor de la India.
- La colección está bien -le dije-. Pero dejando aparte la colección, el que me preocupa eres tú.
- A mí no me pasa nada -dijo-. Yo estoy perfectamente.
- ¡No, no es verdad! -le respondí-. Si fueses un niño de ocho años estaría bien, pero ¡seguir haciendo colecciones con sesenta y cinco años!
- Sí, sigo coleccionando sellos -dijo-, y pienso seguir haciéndolo.
- Sigue haciendo colecciones -le respondí-, pero pronto llegará la muerte, y la colección seguirá aquí pero tú te irás sin haber vivido por el tiempo que has perdido coleccionando sellos.
La gente es como los coleccionistas. Creo que se trata de una necesidad psicológica porque se sienten insignificantes, que no valen nada, e intentan rellenar el vacío coleccionando algo. Coleccionando conocimientos o coleccionando cualquier cosa, lo que hacen es intentar sentir que no están vacíos y que tienen algo de valor; eso les otorga dignidad, no han derrochado su vida...
Eres indispensable para la existencia. Este hecho sólo se puede descubrir a través de la meditación; no hay otra manera. Hasta que no descubras que eres indispensable para la existencia, harás cualquier tontería para sentirte digno.
Cuando la existencia te desborda y te colma de bendiciones, desaparece la necesidad de acumular cosas inútiles. Vives y mueres en cada momento. En ese momento la meditación alcanza la perfección: vivir cada momento, morir en cada momento. Morir a la memoria que has vivido, morir al momento que está pasando...; muere a todo para volver a estar fresco, dispuesto a reflejar la existencia con un límpido reflejo".
Osho, Cambio. Cómo convertir una crisis en una oportunidad
http://osho-maestro.blogspot.com/
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