domingo, 1 de septiembre de 2013

ACTOS DE PODER PARA DAR LUZ AL GUERRERO INTERIOR ..ÁNGELES ARRIEN




Meditación: quince minutos al día al aire libre o ante una ventana. De pie, con la cabeza erguida, brazo izquierdo caído y derecho sobre el pecho, ojos fijos en un punto, pies separados a la distancia de los hombros. Hay que concentrarse en la sensación de estar arraigados en la tierra y en que ello posibilita el valernos por nosotros mismos, así como establecer límites y movernos en la vida desde la autoestima y el respeto por nuestros propios recursos. 

Instrumento musical: maracas. Su sonido, imitación del de la lluvia, crea un estado alterado de conciencia idóneo para la purificación y sanación del alma. Danzar es el acto de poder que más desarrolla este arquetipo y por ello ha sido utilizado por todas las culturas aborígenes. Según el tipo de ritmo elegido –fluido, entrecortado, lírico, sereno, caótico– el danzante adquiere gracia, refinamiento, alegría, paz o una vía para dar rienda suelta a su creatividad. 

Animales de poder: conectar a diario con la naturaleza del águila o los pájaros dota al al guerrero del valor necesario para enfrentar los desafíos que la vida le depara.  

EL SANADOR: gratitud y corazón. 

El sanador abre sus brazos al amor y a la gratitud. También muestra aceptación de las habilidades propias o ajenas. Y siempre tiene palabras amables, de aliento y de reconocimiento para el talento, carácter o apariencia externa de los otros. El modo en que este arquetipo reclama atención a través de aspectos sombríos es el descuido de la salud y bienestar personal. Cuando no escuchamos al sanador interno caemos en hábitos contrarios a la vitalidad, generalmente adicciones que abren la puerta a la enfermedad y el malestar.

Existen cuatro adicciones básicas que engloban todas las demás. Adicción a la intensidad, que fomenta hábitos destructivos para sustituir la sensación de aburrimiento por la de estar vivos. Adicción a la perfección, que vuelve a las personas rígidas e intolerantes con los errores propios o ajenos. Adicción a la necesidad de saber y controlar todo compulsivamente, que convierte al individuo en alguien desconfiado y arrogante. Y adicción a lo que no funciona, que se muestra en una tendencia a exagerar las experiencias negativas y aferrarse a ellas. 

 PASOS PARA RECORRER LA SENDA DEL SANADOR 

** Poner el corazón en los quehaceres cotidianos. Una fórmula para saber si lo estamos consiguiendo es preguntarse: ¿cómo tengo el corazón, pleno, abierto, claro o y fuerte?, o ¿a medias, cerrado, confuso y débil?. Si no nos sentimos con fuerza es porque nos falta coraje para ser auténticos. 

** Experimentar los seis tipos de amor universal: entre compañeros y amantes; entre padres e hijos; entre colegas y amigos; entre maestro y estudiante; terapeuta y cliente; amor a uno mismo y amor universal o espiritual. 

** Visión equilibrada: sentir estas formas de amor prepara a la persona para comprender que la sanación requiere actitudes como recordar lo que hemos olvidado sobre la conexión de las cosas vivientes y no vivientes; abrazar lo que más tememos; abrir lo que está cerrado y ablandar lo duro; experimentar lo divino; creatividad, pasión y amor; aprender a confiar en la vida y mantener un equilibrio entre el dar y el recibir. 

ACTOS DE PODER PARA DAR LUZ AL SANADOR INTERIOR 

Meditación: dedicar entre cinco y diez minutos diarios a la técnica del «acunamiento». Tumbado y con las manos sobre el corazón, izquierda encima de la derecha, hay que reconocer los propios talentos, el amor que se ha dado o recibido, y concentrarse en el propósito de desarrollar la autoestima. 

Instrumento musical: tocar el tambor. Su sonido imita los latidos del corazón y facilita su purificación. También ayuda a entrar en un estado de conciencia favorable para buscar guía espiritual. Practicar los ocho principios sanadores universales: llevar una dieta equilibrada; realizar ejercicio físico; reservar tiempo para divertirse; escuchar música; recitar cantos y contar historias que transmitan valores éticos; sentir amor y contacto físico con otras personas; desarrollo de intereses, aficiones y proyectos creativos; pasar tiempo en la naturaleza; y cultivar la fe en lo sobrenatural. 

Animales de poder: los sanadores están vinculados en general a los cuadrúpedos, renos, ciervos, caballos, vacas… Pero además han de estar en íntima conexión con la naturaleza y los árboles. Por ejemplo, cada primavera, algunos pueblos aborígenes ofrecen sus cicatrices y heridas, físicas o del alma, a un árbol para que las sane. Y hacen la promesa de no volver a hablar de ellas.  

EL VIDENTE: sinceridad y libertad. 

El vidente es el que dice la verdad. Su vía nos invita a ser quienes somos continuamente, por lo que nos recuerda de mil modos el sueño que deseamos realizar en esta vida. Cuando no le prestamos atención, su forma de reclamar luz y cuidados es sobre todo inventar un falso yo sólo para cubrir las expectativas ajenas. La persona abandona entonces su auténtico yo y suele hacerlo por tres motivos: por amor a otra persona; obtener la aprobación de alguien; o mantener la paz que cree haber conseguido. Cae así en una trampa que en realidad le vuelve débil de corazón e incapaz de decir la verdad. 

La otra artimaña sutil que este arquetipo utiliza es hacernos ver como ciertas las proyecciones de nuestros propios defectos o anhelos. Los espejos y cristales, que lucen cosidos a los trajes de los chamanes en algunas ceremonias, recuerdan este artificio de la mente por el que proyectamos en otras personas partes de nosotros que pueden ser positivas o desafiantes. Cualidades que nos gustaría tener y envidiamos pero desconfiamos poder alcanzar, o los defectos que más detestamos y tememos reconocer en nosotros mismos. Sólo cuando la proyección se cae y conseguimos ver a la persona tal y como es en realidad, podemos darnos cuenta de esas partes ocultas de nuestro ser y traerlas de nuevo a casa. Entonces suele despertarse en nosotros una compasión sanadora que nos permite colocarnos en el lugar del otro y enjuiciar la realidad con la objetividad del vidente. 

PASOS PARA RECORRER LA SENDA DEL VIDENTE 

** Desenmascarar las proyecciones: sólo así nos sentiremos libres para expresarnos tal y como somos, incluso para recuperar nuestros sueños infantiles y hacerlos realidad. 

** Evitar la negación y la indulgencia: negamos a las personas y situaciones cuando no somos capaces de aceptarlas como son. Y nos volvemos indulgentes cuando, llevados por el miedo, no enfrentamos los conflictos si ello significa alterar nuestra paz. 

** Liberar la creatividad: cuando estamos en conexión con nuestra autenticidad y dejamos a un lado ideas preconcebidas sobre lo que está bien y lo que está mal, el campo de la creatividad ilimitada siempre está disponible para que hagamos uso de él. 

** Decir la verdad: «hablar con la lengua del espíritu», como dicen algunos indios americanos, significa ser capaz de expresar lo que se siente sin culpabilidad. 

** Lograr las cuatro formas universales de visión: intuición para entender las voces interiores; visión externa que analiza con objetividad la realidad; visión interna que proporciona información a través del sueño e imágenes en estado de trance, y la visión holística que nos aporta un conocimiento completo de cada situación. 

ACTOS DE PODER PARA DAR LUZ AL VIDENTE INTERIOR 

Meditación: en movimiento. Caminar, correr, cocinar, nadar, incluso pasar la aspiradora, cualquier acción puede funcionar para obtener la solución creativa de problemas. También la plegaria puede procurarnos la ayuda de otros seres, o ayudarnos a recuperar nuestro propósito existencial.

Instrumento musical: campanas. Utilizadas tradicionalmente para convocar a la gente a los templos y asociadas por tanto a la espiritualidad, nos recuerdan nuestros sueños y nos conectan con nuestro ser esencial. Cantar las canciones que nos hicieron felices en la infancia, o recitar mantras con vibraciones que atraen la fuerza vital, como el Om budista, e incluso entonar sonidos inarticulados, posibilita al vidente recordar su proyecto existencial. Llevar un diario de sueños potencia la capacidad de tener premoniciones o resolver problemas de forma intuitiva. 

Animales de poder: serpientes, lagartijas, salamandras y, en general, los animales que se arrastran, pues la soledad y el silencio de los lugares desérticos donde habitan son muy propicios para despertar la visión interior. 

EL MAESTRO: claridad y fe. 

El maestro enseña a confiar y comprender la necesidad del desapego, y está abierto a cualquier resultado de sus acciones sin inquietarse ante un posible éxito o fracaso. Su forma de reclamar la atención a través de los aspectos sombríos es manifestar pautas de censura y control que llevan a la persona a mantener comportamientos rígidos, y juicios excesivamente subjetivos basados en el miedo y anclados en la falta de confianza. También se muestra mediante la confusión e ignorancia. Ambas son el lado oscuro de la claridad. Cuando estamos atrapados en ellas actuamos y opinamos bruscamente de manera inapropiada e inconscientes del contexto en el que lo hacemos. Otra fórmula a través de la cual el maestro expresa su necesidad de desarrollo son los apegos exagerados. Al aferrarnos demasiado a situaciones, relaciones o cosas, tendemos a controlar más que a confiar y perdemos objetividad. La sabiduría consiste en adaptarse a cada circunstancia con ligereza. 

PASOS PARA RECORRER LA SENDA DEL MAESTRO 

** Practicar la confianza: aprender a sentirse cómodos en la incertidumbre y la ignorancia de qué ocurrirá en el futuro o mañana mismo. Con el fin de integrar esta enseñanza los maestros utilizan trampas para sorprender a sus discípulos en situaciones inesperadas que les despiertan de sus rutinas y les permiten ver sus apegos. 

** No aferrarnos: hay que ser capaz de no engancharse en una situación conflictiva y mantener el sentido del humor. Cuando no nos vemos arrastrados y podemos mantener nuestra objetividad y capacidad de reírnos, eso demuestra que las cosas no nos importan tanto. Hay que recordar también que cualquier perdida, material o afectiva, nos hace más humildes y nos enseña algo más sobre la aceptación y el desapego. 

** Celebrar rituales: hacer ceremonias presididas por una intención sagrada honra los cambios de la vida y ayuda, en momentos de transición, a liberarnos del apego o del sentimiento de pérdida; de paso facilita el que todo vuelva a encajar en su sitio. 

ACTOS DE PODER PARA DAR LUZ AL MAESTRO INTERIOR 

Meditación: sentada, en la postura del loto, en una silla, o de rodillas. Mantenerse así, con los ojos cerrados y manos sobre las rodillas, quince minutos al día para acceder a la quietud y al silencio. Este tipo de meditación enseña a esperar, escuchar y observar los mensajes del maestro interior. 

Instrumento musical: palos y huesos. Chasquearlos representa el compromiso de romper con pautas y actitudes dañinas, sean familiares o culturales. Invocar los espíritus de los antepasados: las tradiciones chamánicas creen que las almas de nuestros ancestros nos acompañan y que podemos solicitar su ayuda mediante la danza o el sonido del tambor. 

Guardar silencio: las experiencias transpersonales se presentan con más facilidad en momentos de silencio y soledad, y a ser posible en medio de la naturaleza. No en vano el agua es venerada por los chamanes como agente de purificación y modelo de flexibilidad.. 

Animales de poder: las criaturas que viven en océanos y ríos son propias del maestro

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