“El número ocho está formado por dos círculos colocados el uno encima del otro y que se tocan en un punto. El círculo superior representa el mundo de arriba, el círculo inferior el mundo de abajo, y los dos mundos están en contacto. En esta figura del 8 en la que el círculo inferior es el simétrico exacto del círculo superior, puede verse ilustrado el principio enunciado por Hermes Trimegisto en la Tabla Esmeralda: «Todo lo que está abajo es como lo que está arriba, y todo lo que está arriba es como lo que está abajo para realizar el milagro de una sola cosa». El círculo que está abajo es como el que está arriba, y puesto que están en comunicación, hacen en efecto el milagro de una sola cosa.
Es esta misma idea la que encontramos en el «Padre Nuestro» cuando Jesús dice: «Hágase tu voluntad así en la tierra como en el Cielo». Jesús desea que el mundo de arriba pueda
descender al mundo de abajo para que la tierra llegue a ser un día un reflejo exacto del Cielo. De este modo se cumplirá el milagro de la unidad. El Cielo que está arriba debe descender sobre la tierra, y esta «tierra» somos también nosotros, los humanos: tenemos la misión de unir en nosotros el Cielo a la tierra y la tierra al Cielo manifestando en nuestra existencia las cualidades del Cielo. “
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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