sábado, 23 de febrero de 2013

LA ABEJA Y EL ÁRBOL HUECO...♥



Éste es un cuento favorito de los derviches de los Balcanes; se atribuye a Sayed Jafar (fallecido en 1598, en Éfeso), quien fue el sucesor de Ibrahim Gulshani de El Cairo (fallecido en 1553), fundador de la orden Gulshani, una combinación de los Cuatro Senderos del sufismo, quien murió en 1553.

Según la creencia popular, Jafar ‘visitó las estrellas', como una especie de percusor de los astronautas actuales, en un vehículo luminoso sin fuerza motriz aparente. Los Gulshani devolvieron su legado metafísico ‘en un cofre de bronce, plata y cobre' a la Hermandad Azamia (La Mayor) en el siglo XVII, conservando tan sólo, según se dice, los poderes de entrevistarse con ciertas figuras históricas fallecidas tiempo atrás.





A Sayed Jafar, Gran Maestro de los Cuatro Senderos, se le preguntó:

-¿Cuál es el mejor de los Senderos y por qué hay tantos grupos de gente ansiosa alrededor de las instituciones que imparten la iluminación?

Sayed Jafar respondió:

-Hubo una vez un bosque que surgió de semillas, éstas crecieron hasta convertirse en árboles. Estos árboles vivieron hasta el tiempo predeterminado, dando fruto y cobijo, y manteniendo a muchas criaturas. Luego, oportunamente, cuando su tarea se hubo completado, los árboles murieron y el bosque quedó sin vida, excepto por cierto número de abejas que buscaban un hogar, así como un lugar donde establecer vida comunitaria. Descubrieron que muchos de los troncos muertos estaban huecos, y en ellos construyeron sus colmenas.

-Los troncos fueron de utilidad durante muchas generaciones de abejas. Luego, uno por uno, siguiendo el curso normal de deterioro, los troncos comenzaron a caer. Aquellas abejas que se encontraban en árboles aún sólidos se refirieron a sus compañeras menos afortunadas, diciendo:

‘¡Mirad qué perversas son! Esto es un castigo para ellas'.

Otras decían:

‘Démosles cobijo en nuestras colmenas, ya que se encuentran desvalidas y se les debería ayudar. Esta desgracia nos podría haber ocurrido a nosotras'.

Otras opinaban:

‘¡Qué deficientes eran sus colmenas, que se derrumbaron de ese modo. Tomemos precauciones para evitar que esto les ocurra a las nuestras'.

-A pesar de todo lo que dijeron, poco a poco todos los árboles se desmoronaron y, paulatinamente, todas las abejas se quedaron sin hogar.

-Las abejas reflexionaron de un modo obvio acerca de los acontecimientos. Muchas de ellas no se dieron cuenta de que las colmenas se crearon deliberadamente tan sólo para darles cobijo y producir miel. Muchas no admitieron que deberían haberse aprovechado de las ventajas de los árboles y apresurar su trabajo antes de que se cayesen. Esta última dificultad se debía a que las abejas no se preocuparon de destinar parte de su tiempo y esfuerzo a estudiar la naturaleza de su entorno.
Nada es barato sin una razón.

CARAVANA DE SUEÑOS

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