Regularmente en cada ciudad, en cada rincón de este planeta, siempre habrá manifestaciones de sensaciones y emociones, pero lo común es reprimirlas; muchas veces no comprendemos bien cuál es el motivo de no mostrarlas abiertamente y por ello, usamos un paraemociones, que abrimos cuando deseamos proteger nuestros sentimientos, por temor a ser juzgados, aunque debemos admitir que no es forzoso que las personas que nos rodean lo hagan.
Pero parece que actuamos instintivamente porque no deseamos salir lastimados, pues sabemos que si recibimos la crítica de alguien nos sentiremos mal y por naturaleza rechazamos el dolor o alguna otra emoción negativa. Sin embargo, estamos juzgando al mundo sin saber realmente lo que implicaría expresar nuestras emociones libremente, porque si bien es cierto que habrá quienes reprueben nuestra conducta, habrá otros que la aprueben.
En este sentido, si expresamos emociones que permitan a la gente sentirse bien a nuestro lado, esto significaría que estaríamos creando a nuestro alrededor un ambiente alegre donde todos se sentirían cómodos.
La clave está en tratar, no de agradar a nadie, sino de darles a los demás aquello de lo que carecen, emociones que los liberen de sus estados negativos.
Podemos probarlo y veremos los resultados.
NECESITO DE TODOS
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