lunes, 4 de febrero de 2013

Al principio del camino hay una encrucijada.


Al principio del camino hay una encrucijada. Allí puedes pararte a pensar en la dirección que vas a tomar. Pero no te quedes demasiado tiempo, o nunca saldrás de ese lugar. Hazte la clásica pregunta de Castaneda: ¿cuál de estos caminos tiene un corazón? Reflexiona lo necesario sobre las opciones que tienes delante, pero una vez que des el primer paso, olvídate definitivamente de la encrucijada, pues en caso contrario nunca dejarás de torturarte con la inútil pregunta: “¿El camino que elegí era el correcto?” Si prestaste oídos a tu corazón antes de ponerte en movimiento, escogiste sin duda el buen camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario