Uno de los síntomas más claros de la permanente infelicidad es creer que algo o alguien externo a nosotros puede hacernos feliz.
O somos nosotros mismos individualmente quienes somos felices dentro de nuestra piel, o nada o nadie podrá conseguirlo.
Si no se entiende eso no hay nada que hacer, seguiremos alimentando una sociedad neurótica e ignorante.
Juan Trigo
No hay comentarios:
Publicar un comentario