miércoles, 28 de diciembre de 2011

¿QUÉ ES EL DESTINO?



¿Es el destino una fuerza externa implacable que gobierna al hombre? Este concepto ha influenciado a mucha gente, haciéndoles pensar que lo que tenga que pasar, pasará y no se puede hacer nada al respecto.

El destino se refiere a algo que ha sido decretado - pero ha sido ordenado por ti, por medio de la ley de la causalidad o por medio del karma. Dios te dio la libertad de decidir cómo quieres actuar; pero la ley de la causalidad controla el porvenir de acuerdo con la naturaleza de la acción. De este modo, cada acto se transforma en un una causa que producirá cierto efecto. Cuando pongas en movimiento una causa determinada, el efecto responderá inevitablemente a esa causa. Estés haciendo el bien o el mal, debes cosechar el resultado de esa acción. Así, día a día estás creando las causas que determinan tu destino.

Mientras estás comiendo es probable que digas, ‘Comeré un poco más.’ Y cuando has terminado piensas, ‘No debería haber comido tanto.’ Esta es la naturaleza humana. Somos las criaturas más extrañas de toda la creación. Nos llamamos seres inteligentes, pero somos esclavos de nuestros deseos. A causa de ese ‘un poco más’, descubres un día que tienes problemas de corazón o dolores de estómago. Entonces dices, ‘¿Por qué me sucede esto? Seguro que estaba destinado a enfermar.’ Pero no es eso. Te olvidas de que comiste ese ‘poco más’, cuando deberías haber usado el autocontrol y no haber comido tanto. Si un motor está sobrecargado y aún lo cargas más, lo estarás forzando mucho. Podría dejar de funcionar. De la misma manera, sobrecargaste el motor de tu digestión. Esa fue la causa, y fue creada por ti; tus dolores de estómago son solo el resultado.


Por qué Somos Diferentes de los Demás

Detrás de la luz de cada bombilla se esconde la corriente eléctrica; detrás de cada pequeña ola se halla el vasto océano, del que surgen las demás olas. Esto mismo ocurre con los seres humanos. Dios hizo a cada hombre a su imagen, y a cada uno dio la libertad. Pero olvidáis la fuente de donde provenís y el inigualable poder divino que forma parte de vosotros. Las posibilidades de este mundo son ilimitada, así como el progreso humano. Aunque parece que cada ser humano nace con limitaciones definidas. Estas son resultado de la operación de la ley del karma. Todas las causas de enfermedad o repentinos fracasos financieros y demás problemas que aparecen sin previo aviso, y sin que sepas el porqué, fueron creadas por ti en el pasado, en esta o en pasadas reencarnaciones, y han estado germinando silenciosamente en tu conciencia. Si hubieras poseído la sabiduría, hubieses podido reducir los efectos mediante una correcta actuación; pero acostumbráis a llevar una vida que es generalmente inconsciente de los posibles resultados de vuestros pensamientos y acciones. Así, cuando sucede algún contratiempo sin razón aparente, decís, ‘Bueno, cosas del destino.’ Vuestros problemas o enfermedades empezaron con acciones erróneas que realizasteis en vidas pasadas, y los efectos de estas acciones han estado hirviendo en vuestro interior esperando el momento adecuado para salir al exterior.

Enfermedad, salud; fracaso, éxito; desigualdad, equilibrio; muerte prematura, larga vida - estos son los resultados de las acciones del pasado. Estos provocan que cada uno de nosotros venga a este mundo con distintos grados de bondad o maldad. De esta forma, aunque Dios nos hizo a su imagen y semejanza, no hay dos personas iguales; cada uno ha utilizado la libertad que le ha dado Dios para hacerse distinto. Es por esto que hay quien sufre por el más pequeño contratiempo. Otros se enfadan a la mínima provocación. Y también están aquellos que comen sin parar y no tienen autocontrol. ¿Los hizo Dios así? No. Cada persona se ha hecho a sí misma tal y como es. No habría justicia en el mundo si Dios nos hubiera hecho así arbitrariamente. A veces pienso que Dios debe estar maravillándose con el gran zoológico de seres humanos que hay aquí, culpándole por un dolor de cabeza o metiéndose siempre en problemas. No culpéis a Dios ni a nadie más si estáis sufriendo por una enfermedad, por problemas financieros o sobresaltos emocionales. Tu creaste la causa de esos problemas en el pasado y debéis tomar una mayor determinación para desarraigarlos ahora.


Tres Formas de Actuar Ante los Efectos de las Acciones

Destino significa que una causa ha actuado para producir un efecto. Tú puedes cambiarlo si sabes cómo hacerlo. De todas formas, no siempre es sencillo.

(1) Puedes minimizar el efecto de una acción.

(2) Puedes resistir el efecto.

(3) Puedes detenerlo por completo

¿Por qué la gente acude a los médicos? Porque creen que es una forma de minimizar los efectos de las acciones erróneas. El modo físico de disminuir una enfermedad o superarla reside en remedios tales como la dieta, el ejercicio o la medicación. Un estudiante de Self- Realization se curó recientemente de unas úlceras gracias a una dieta de pan y leche. Pero minimizar o acabar con los efectos no necesariamente eliminará la causa. Bajo circunstancias favorables, la causa enviará nuevos efectos bajo distinta o la misma forma.

Para resistir los efectos del karma debes usar remedios con sentido común, pero debes confiar más en el poder de la mente. No aceptes ninguna limitación. Debes creer en la salud, la fuerza y el éxito aún ante una evidencia contradictoria. Los efectos de tus acciones tiene mucho menos poder cuando no permites a tu mente hacerse cargo de ellos. Recuerda eso. También puedes resistir si contrarrestas los efectos dañinos de pasadas malas acciones mediante buenos efectos puestos en marcha por acciones correctas que realices en el presente, previniendo así la creación de un ambiente favorable al desarrollo de tu mal karma.

¿Pero cómo romperás la cadena con la que el destino te retiene? La única manera de detener permanentemente los indeseables efectos de pasadas malas acciones es acabando con la causa de esos efectos. Las tendencias dañinas de las vidas pasadas deben ser cauterizadas del cerebro; entonces ninguna enfermedad ni cualquier otro problema podrá recurrir a esas tendencias. Debes quemarlas con el fuego de la sabiduría. El hombre sufre a causa de sus errores, y la causa de los errores es la ignorancia. Así pues, busca la sabiduría que nace de la meditación. Krshna dijo: ‘Tal como el fuego reduce la madera a cenizas, Arjuna, la llama de la sabiduría consumes todo el karma.’(Bhagavad Gita IV:37). Cuando meditas profundamente, la luz divina de la sabiduría cauteriza las semillas del indeseable karma, almacenado en los profundos huecos de la conciencia.

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