El alma desnuda y expuesta evoca siempre el amor.
Por eso los niños y los animales son tan fáciles de amar.
Sus almas están raramente ocultas. Si el alma de una persona está cubierta o protegida de alguna manera de los demás, el amor no puede ser evocado.
Dar amor, mientras que su propia alma no está expuesta siempre parece amenazante al otro.
Pero cuando dos personas se encuentran sin barreras el amor fluye automáticamente en ambas direcciones.
No es un acto de voluntad, sino un fluir espontáneo. Y esto no se produce por el acto de dar o recibir amor, sino como resultado de la revelación mutua.
Robert Stein, "El alma desnuda"
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