raducción: Margarita LópezEdición: El Manantial del Caduceo
http://www.manantialcaduceo.com.ar/libros.htm
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El 11/11/11 fue un día especial, cuya importancia se extiende más allá de su singular fecha. Fue especial porque todo el mundo participó de la esperanza, bendiciones y significado de este día. Por todo el mundo la gente compartió conversaciones que se enfocaban en la iluminación, posibilidades y potencial. Pero el mundo no se acabó (no se suponía que lo hiciera) y continuamos con nuestro viaje de vida. Ahora que el 11/11/11 vino y se fue, debemos enfocarnos en llevar el impulso de la energía hacia los días que le siguen. Hacemos eso al practicar la integración, permanecer alineados con nuestras intenciones y ponerlas en práctica. Al igual que con cualquier otro cambio energético, lo importante es lo que hacemos después de que éste se produce. En pocas palabras, el Universo entrega el paquete energético, pero nosotros tenemos que abrirlo y decidir adónde debe ir su contenido.
Siempre he encontrado que el día después de un gran cambio es un poco decepcionante. Sentimos las descargas energéticas, experimentando a menudo intensos efectos secundarios físicos y luego tenemos la decepción porque a pesar de toda la expectativa y actividad, el mundo parece seguir siendo el mismo. La política no ha cambiado, las guerras no han terminado, la gente sigue discutiendo por las mismas cosas y el mundo sigue estando al borde del caos. Pero sólo estamos viendo la punta del iceberg y es nuestro deseo de algo diferente lo que es el verdadero indicador de que el cambio está ocurriendo. Y al igual que en nuestras propias vidas, se produce desde adentro hacia afuera. Lo que vemos en la superficie no indica toda la actividad que tiene lugar por debajo.
La mejor manera de usar la energía después del 11/11/11 es mantener nuestras intenciones activas todos los días. En lugar de medir nuestros resultados según cuándo se producen, debemos adquirir la costumbre de verlos como que ocurren de inmediato, su manifestación física es sólo el último aspecto. Nuestra práctica espiritual debe ser más disciplinada si queremos asumir nuestra maestría y actuar como verdaderos co-creadores. Esto no quiere decir que tenemos que meditar todos los días, pero sí significa que tenemos que empezar a recordarnos a nosotros mismos como seres espirituales y permanecer conectados a esa energía y nuestro poder co-creativo. No estamos a merced del tiempo, el destino, el karma ni el Universo. Tenemos que vernos a nosotros mismos como maestros y utilizar nuestras herramientas de maestría para crear la vida y el mundo en el que queremos vivir.
Hay una energía poderosa disponible para todos nosotros ahora, pero tenemos que usarla de una manera consciente e intencional. Esto también significa ser “egoístas” y satisfacer nuestras propias necesidades. Es hora de ponernos en primer lugar en nuestras vidas, lo que no implica colocar paredes para mantener a otros afuera. Significa establecer límites energéticos en nuestras vidas para asegurarnos de que estamos interactuando con lo que es por nuestro mayor bien, nos sirve en formas edificantes y sustentadoras, y está alineado con lo que queremos crear. Recuerden respirar, pues la respiración es nuestra conexión con la Fuente (es lo que nos mantiene vivos) y cuanto más nos mantengamos arraigados, centrados y alineados con nuestro propósito, vamos a tener una experiencia más amorosa y satisfactoria en la vida.
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