He aquí siete normas para preparar su infarto. Cúmplalas al pie de la letra y pronto su corazón dejará de latir…, cordialmente.
Primera:
Su trabajo es antes que nada. Los asuntos personales y familiares son secundarios. Entréguese de lleno a su trabajo; piense sólo en producir; ésta es su clave. Usted tiene que ser un hombre o mujer de éxito…, aunque lo disfrute en el cementerio.
Segunda:
Vaya a su oficina los sábados, domingos y feriados. Nada de descanso, nada de ocio, nada de canas al aire. El trabajo de esos días le reportará algunos dólares que le servirán cuando le dé el doloroso infarto.
Tercera:
Por las noches es peligroso ir al trabajo. Lo pueden atracar. Es mejor que lleve labor a su casa. Así cuando todos duerman, usted puede trabajar a sus anchas. ¡Eso de que la noche es para dormir es un lema de vagos y flojos!
Cuarta:
Usted es de acero. No tome vacaciones. Ya las tomará cuando muera. El cementerio es un buen hotel de reposo. No hacen ruido.
Quinta:
Si tiene que viajar por su trabajo, ¡claro esta!, trabaje noche y día. Ponga cara de angustia, no duerma, grite, trate mal a sus subalternos. ¡Usted es el Jefe! Usted manda. Tras su infarto todos sus empleados irán a su funeral, ¡pero para constatar que haya quedado bien enterrado!
Sexta:
No sea blando con sus emociones. ¡La compasión es una debilidad!
Endurezca su corazón. Cierre sus arterias a la ternura. Produzca una arterio-mental-esclerosis.
Séptima:
¿Y su epitafio? Escríbalo ya en vida; no deje nada a la improvisación:
Aquí yace Inocencio Infartero.
De joven, gastó su salud
para conseguir dinero.
De viejo, gastó su dinero
para conseguir salud.
Sin salud y sin dinero.
Aquí yace Inocencio Infartero.
Moraleja
El sufrimiento y el dolor son, a veces, materia de opción.
Los pájaros de la preocupación vuelan sobre tu cabeza: eso no lo puedes cambiar; lo que sí puedes cambiar es que hagan nido sobre ella. Proverbio Chino.Tomado del libro: “Cuentos para vivir en positivo”.Mateo Bautista y Roberto F. Ré
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