viernes, 25 de noviembre de 2011

PREPÁRESE SU INFARTO...♥



He aquí siete normas para preparar su infarto. Cúmplalas al pie de la letra y pronto su corazón dejará de latir…, cordialmente.

Primera:

Su trabajo es antes que nada. Los asuntos personales y familiares son secundarios. Entréguese de lleno a su trabajo; piense sólo en producir; ésta es su clave. Usted tiene que ser un hombre o mujer de éxito…, aunque lo disfrute en el cementerio.

Segunda:

Vaya a su oficina los sábados, domingos y feriados. Nada de descanso, nada de ocio, nada de canas al aire. El trabajo de esos días le reportará algunos dólares que le servirán cuando le dé el doloroso infarto.

Tercera:

Por las noches es peligroso ir al trabajo. Lo pueden atracar. Es mejor que lleve labor a su casa. Así cuando todos duerman, usted puede trabajar a sus anchas. ¡Eso de que la noche es para dormir es un lema de vagos y flojos!

Cuarta:

Usted es de acero. No tome vacaciones. Ya las tomará cuando muera. El cementerio es un buen hotel de reposo. No hacen ruido.

Quinta:

Si tiene que viajar por su trabajo, ¡claro esta!, trabaje noche y día. Ponga cara de angustia, no duerma, grite, trate mal a sus subalternos. ¡Usted es el Jefe! Usted manda. Tras su infarto todos sus empleados irán a su funeral, ¡pero para constatar que haya quedado bien enterrado!

Sexta:

No sea blando con sus emociones. ¡La compasión es una debilidad!

Endurezca su corazón. Cierre sus arterias a la ternura. Produzca una arterio-mental-esclerosis.

Séptima:

¿Y su epitafio? Escríbalo ya en vida; no deje nada a la improvisación:

Aquí yace Inocencio Infartero.

De joven, gastó su salud

para conseguir dinero.

De viejo, gastó su dinero

para conseguir salud.

Sin salud y sin dinero.

Aquí yace Inocencio Infartero.

Moraleja

El sufrimiento y el dolor son, a veces, materia de opción.

Los pájaros de la preocupación vuelan sobre tu cabeza: eso no lo puedes cambiar; lo que sí puedes cambiar es que hagan nido sobre ella. Proverbio Chino.Tomado del libro: “Cuentos para vivir en positivo”.Mateo Bautista y Roberto F. Ré

No hay comentarios:

Publicar un comentario