La humanidad ha estado expectante de que alguien siempre le guíe en su camino de Evolución. Los maestros todos dicen un mismo mensaje entre sus palabras, y es una simple pregunta: “¿ninguno de ustedes recuerda que cada uno de ustedes son maestros?”; los maestros dicen que debemos recurrir a nuestro interior, y hacemos redes para hacerlo; los maestros dicen que miremos las respuestas hacia dentro, y leemos libros para buscarlas. Los humanos están, por naturaleza, aferrados, apegados, a la idea de un maestro, de tal forma, que incluso sabiendo que en pocos años cada uno de nosotros será su propio maestro, seguimos buscando a quién seguir, en quién creer, seguimos esperando la llegada del Mesías, la llegada de nuestros hermanos Extraterrestres que nos digan qué hacer, seguimos esperando la luz que nos indique, o el maestro ascendido que nos hable… muy pocos oyen realmente la verdad mientras muchos aún la buscan creyendo haberla encontrado…
Pero, lo que muchos humanos no saben es que hay un maestro entre nosotros capaz de enseñarnos todo sobre la vida, sobre nosotros mismos, capaz de mostrarnos la verdad, la esencia, sin decir siquiera una sola palabra, capaz de reconectarnos con nuestra primordial misión en la Tierra, simplemente con verlo, observarlo… el Gran Maestro ha estado aquí desde antes que cualquier otro, antes que cualquier Maestro Ascendido, y es el maestro que mejor nos habla sobre la iluminación, aún mejor que Jesús, pues nos habla sin emitir una sola palabra.
El verdadero Maestro a seguir, aquel que nos indica lo que debemos hacer y lo que hemos venido a hacer, aquel que nos muestra la manera en que podemos seguir en la Tierra y aceptar su vibración, ayudándola mientras ascendemos, está tan cerca de nosotros, que jamás le prestamos real atención.
Un maestro espiritual, les diría que ese maestro está dentro de cada uno de ustedes… pero así, un humano, jamás entendería el verdadero significado de lo que significa ser maestro. Nuestro verdadero maestro es imposible de buscar ni seguir porque no camina, es imposible de consultar pues no habla, es imposible de cuestionar pues sus actos son incuestionables, y así y todo es nuestro más fiel maestro.
Les presento al Gran Maestro para la Era de Acuario, el Amado Gran Maestro Árbol.
El Maestro Árbol es el primero que ha venido a cumplir la Misión de Dios a la Tierra: “Anclar la Luz divina del Sol hasta el centro de la Tierra para iluminarla”. Su misión es la misma que hemos venido a realizar todos los seres vivos por primera vez. Para poder ser cualquier ser vivo sobre la Tierra, hay que ser en primer lugar un Árbol, porque sólo así sabemos lo que significa anclar y canalizar luz. Los animales vinieron luego a mover horizontalmente esta energía, y los humanos hemos venido a evolucionar a la divinidad anclando la luz conscientemente.
¿A qué se refieren los maestros ascendidos cuando dicen que debemos mirar hacia adentro, en silencio, respirando prana solar, siendo columnas que sostienen el cielo, extendiendo nuestros brazos al sol, y llevando profundas raíces a la Tierra?
Todos intentan seguir a los Maestros, pero nunca siguen a aquel que más claridad posee en su mensaje: “Yo soy una columna que irradia luz, bajando la luz de los cielos por mis brazos y mi corona a través de mi firme torso, llevándolo a lo más profundo de la Tierra, y dando vida a todos los seres a mi alrededor al exhalar esa luz desde la tierra”. Debemos ser árboles, con profundas raíces, en silencio, mirando hacia dentro, siendo conscientes de la luz que atraviesa nuestro ser, recibiendo la luz del cielo, pero sujetándola a la Tierra. Seamos columnas de Luz pura, exhalando nuestra luz e iluminando a nuestro alrededor.
No hace falta más que eso para contribuir a la iluminación de todos: ningún árbol se preocupa por los árboles que lo rodean, ninguno tiene pena por los que caen a su alrededor, sólo sostienen el cielo y la tierra unidos a través de su ser, y de esa manera, sólo de esa manera, crecen bosques y selvas a su alrededor…
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