domingo, 27 de noviembre de 2011

VOY A DECIR ALGO QUE VA A MOLESTAR A MUCHOS...♥...GENIAAAAAAALLL....!!!



El amor es como una planta, hay que cuidarla porque sino, se marchita.

Voy a decir algo que con seguridad va a molestar a muchos, pero que cuando se los explique les va a molestar más, y es que a veces cuidamos más lo que tenemos seguro, que lo inseguro.

Me explico: yo siempre digo, “no cuides tanto a tu familia, cuida a tu pareja” y la gente se sorprende por ello.

— “¿Pero cómo que no voy a cuidar mucho a mi familia? ¡Es mi familia!” —

Y no, tu familia, que es tu familia, está segura, es tu familia, nunca se pierde.

¿Ustedes han oído decir a alguien “por ahí va mi ex hijo, o mi ex padre”?

No, ¿verdad? Pero han oído mucho, “allí va mi ex pareja”. Los padres, los hijos, los hermanos y la familia es lo más seguro que se tiene, no hay ex.

Ellos están ahí, y por muchos años que duren sin verse, por mucho tiempo que tarden en escribirse o en hablarse, ellos están siempre ahí.

Usted no puede decir “aquella señora que va pasando por allí fue mi madre por 35 años». Una madre siempre es madre, es segura.

Y es más, les voy a decir otra cosa, de todos los amores, que es tender lazos, de todos los puentes, el amor más débil que existe es el de pareja. En una pareja no hay nada. Por eso hay que darlo todo, para quedarse con algo.

Tener una pareja es como cuidar una flor.

Si una flor no se riega, se muere, y si se riega mucho, también. Hay que ser un artista para cuidar una flor.

Yo no sé cuidar flores, por eso soy cura. Por eso, el amor de padre, de madre y de hijo es como tener un «cují coriano», nadie los riega, pero está ahí.

Eso que llamamos amor eterno se da en papá, en mamá, en un hijo, y en los amigos, que también puede ser un amor eterno. Pero en una pareja es un amor diario, tiene que cuidarse todos los días.

Tengo un hermano en los Estados Unidos que se fue hace más de diez años y duré más de diez años sin hablarle. Nunca le llamé, y puedo decirlo que hasta por descuido. Siempre sabía de él por mamá, y cuando vino por primera vez desde que se había ido, lo fui a buscar al aeropuerto, y cuando nos vimos el abrazo fue tan fuerte que lloramos de emoción. Allí estábamos.

Pero vete de tu pareja diez años a ver qué encuentras. Eso es lo que dice que el amor de pareja es amor de todos los días. Yo puedo hablar con mi mamá cada semana, una vez a la semana, pero si tuviera pareja la estaría llamando a cada momento. Y no es que sea bueno o malo, es que el amor es así.

Por ejemplo, yo comparo el amor de aquellas parejas que por alguna circunstancia del destino tienen un hijo discapacitado. No es que no quieran a los otros, pero ellos están seguros. De aquél tienen que estar más pendientes, porque se puede caer, porque a lo mejor no come solo.

En cambio, los otros están y los quieren igual, y saben que están ahí.

Si tengo una pareja, ese es el amor discapacitado. De ese tengo que estar más pendiente porque necesita más.

El amor de madre es independiente, el amor de pareja es dependiente. Ella depende de mí y yo dependo de ella. Estamos unidos «hasta que la muerte nos separe», pero el amor que nos debemos es como el amor de un hijo discapacitado.

Quien tenga esa hermosa Flor, ya saben lo que tienen que hacer, regarla todos los días para que siempre este fresca y radiante y se mantenga ahí, hasta que Dios decida llevársela de este mundo, y los que no, no dejemos de tener Fe de que Dios nos regalará nuevamente una flor para nuestro Jardín.

Padre Ricardo Búlmez

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