¿No te gustan algunas facetas, no te sirven algunos pensamientos? Toma conciencia de ellos en el momento que suceden y cámbialos ahí mismo. No esperes a mañana, a cuando pase esto o aquello (jamás pasará si sigues pensando como estás pensando ahora). El tiempo es ¡ya! Haz una lista de tus estructuras repetitivas (“yo soy mediocre”, “yo no sirvo”, “el mundo es injusto”, “mis padres son un desastre”, “no hay oportunidades para gente como yo”, “el dinero es malo”, “yo no me merezco eso”, etc.). Escribe lo contrario (“yo soy único y pongo mi marca en el mundo”, “yo soy capaz de concretar mis proyectos”, “el mundo me sostiene y me brinda lo que necesito”, “mis padres son mis maestros de lo que debo aprender en esta vida”, “hay oportunidades para todos y yo recibo la mía”, “yo merezco todo lo que deseo porque soy Hijo de Dios y eso es suficiente”).
Cada vez que te pesques en tu rosario de desdichas, reemplázalas por estas nuevas ideas. Esto implica conciencia continua, tanto de tu mente como de tus emociones y, por supuesto, de tu cuerpo, porque él es el que te “muestra” todo, con su respiración, sus síntomas, sus enfermedades, sus dolores, etc.
¿Te lo creerás inmediatamente? Por supuesto que no. Has estado dándole de comer demasiado a algunos aspectos tuyos que ahora están hiper-obesos. Así que deberás ir alimentando a otros que están desfallecientes y esperando a que los sustentes con tu cariño y paciencia. Se trata de encontrar mejores nutrientes y dárselos a quienes verdaderamente te empoderan y desean evolucionar. No tienes que inventarlos. Están ahí. Son parte de lo que eres. Sólo que no los has visto ni apreciado. Aliméntalos cada día. Hazlos crecer. Son tus niños abandonados. Ámalos.
Publicado por LAURA FOLETTO
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