Un día un estudioso viajó a las montañas para entrevistarse con Nanin, un viejo monje Zen. Cuando estuvieron uno frente al otro, el estudioso dijo:
-Maestro, he leído todo cuanto ha llegado a mis manos y estudiando largas horas los escritos de los eruditos. Vengo a ti para aprender los secretos del zen.
El viejo monje pareció hacer caso omiso a estas palabras y por toda respuesta dijo:
-¿Te gustaría tomar una taza de té?
-Eeh.., bueno, de acuerdo, dijo el estudioso algo sorprendido.
Nanin colocó dos tazas sobre la mesa y comenzó a servir té en la del estudioso. Pronto la taza se llenó, pero Nanin continuó sirviendo, de modo que el té se derramaba por el borde.
-¡Maestro!, exclamó el estudioso. La taza está llena. No pueder servir más.
-Así es dijo Nanin, deteniéndose justo entonces. Tú eres como esta taza. Vienes lleno de tus ideas y prejuicios. ¿Cómo podría yo enseñarte algo, si no hay lugar para nada más? Si verdaderamente quieres aprender… vacíate de lo que traes y sólo entonces podrás conocer el zen.
Cuento Zen
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