Noé se lamentó:
-Dios todopoderoso: si Tú conocías el futuro, ¿por qué tuviste que crear al hombre? ¿Acaso solo querías disfrutar castigándolo?
Un perfume triple subió hasta los cielos: el del incienso, el perfume de las lágrimas de Noé, y el aroma de sus acciones. Entonces Dios le respondió:
“Las oraciones de un hombre justo siempre son atendidas. Voy a decirte por qué hice esto: para que entendieses tu obra. Tú y tus descendientes estaréis siempre reconstruyendo un mundo que vino de la nada y de esta manera compartiremos el trabajo y las consecuencias. Ahora somos todos responsables.
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