“Ningún ser humano llega a la tierra con un conocimiento claro de lo que es, de lo que viene a hacer y por qué. La encarnación es una caída en la materia, y la materia es un poder que se apodera del alma hasta el punto de eliminarle la memoria. Su destino está determinado por lo que ha vivido en sus existencias anteriores; antes de descender, sabe lo que le espera, ya sea porque le ha sido impuesto, o porque ha tenido la posibilidad de elegir; pero en el instante en que desciende, este conocimiento le es retirado.
Un alma que se encarna, comienza pues por no saber nada del destino que le espera; incluso para los más evolucionados, esto permanece oculto. Nadie nace con una conciencia clara de su predestinación. Por supuesto, cuando se es muy joven, uno puede sentirse atraído en una u otra dirección, pero es algo muy vago. Son necesarios años y años de búsqueda, de estudios, e
incluso de sufrimientos, antes de conocer su verdadera vocación.”
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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