Un guerrero de la luz respeta la principal enseñanza del I Ching: “La perseverancia es favorable”. Pero sabe que la perseverancia nada tiene que ver con la obcecación. Hay épocas en las que los combates se extienden más de lo necesario, agotando fuerzas y debilitando el entusiasmo.
En estos momentos, el guerrero reflexiona: “una guerra prolongada termina destruyendo al propio país victorioso”.
Entonces retira sus fuerzas del campo de batalla y se da una tregua a sí mismo.
Persevera en su objetivo, pero sabe esperar un momento mejor para el próximo ataque.
Un guerrero siempre retorna a la lucha. Pero no lo hace por testarudez, sino porque siente los cambios que se producen a lo largo del tiempo.
Fuente: http://www.larevista.ec
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