Ricardo Ros
Isabel se casó con Manolo hace quince años. Tienen dos hijos, uno de 13 y otro de 10. Isabel dejó de trabajar cuando tuvo su primer hijo y desde entonces hace las “labores de casa”. Ella me comenta que le gustaría volver a trabajar, porque es abogada, pero que no se atreve a decírselo a su marido. Cree que se va a enfadar porque su marido es muy machista y cree que las mujeres tienen que estar en su casa cuidando a la familia.
David lleva trabajando en una empresa desde hace diez años. Ha visto cómo otros que han llegado después de él han ido escalando posiciones. Uno que llegó hace tres años es ya el subdirector de una sección. Él cree que su jefe debería saber que tiene muchas más opciones que los demás, que sabe hacer bien su trabajo, que puede asumir más responsabilidades, que tendría que cobrar más salario. Pero David nunca se lo ha planteado a su jefe. Piensa que su jefe debería saberlo sin necesidad de que él se lo diga.
Carlos y Silvia son hermanos y han heredado una empresa familiar. Su padre se jubiló hace tres años y ellos han tenido que asumir la dirección de la empresa. Los dos se llevan bien, toman las decisiones juntos, siempre hablan cuando hay un problema. Carlos, sin embargo, no quiere seguir en la empresa, quiere crear otra empresa diferente dedicada a otros productos, porque quiere triunfar y piensa que con una empresa familiar no lo va a conseguir. Pero Carlos nunca se lo ha dicho a su hermana.
Pilar y Jota se casaron hace cinco años. Cuando se casaron decidieron que no querían tener hijos, así que Jota se hizo una vasectomía. Pero ahora Pilar está dándole vueltas a que quiere tener un hijo. Antes no quería, porque se iba a perder su juventud, pero en este momento su mayor ilusión sería tener un bebé, eso sería algo maravilloso para ella. Pero Pilar no se atreve a decírselo a su pareja porque en su momento habían decidido de mutuo acuerdo no tener ningún hijo.
¿Sabes lo que los demás esperan de ti? Si no se lo preguntas, si ellos no te lo dicen, nunca lo vas a saber. Pregunta. ¿Qué quieres de mí?
Tu pareja, tus hijos, tus compañeros de trabajo, tus padres, tus amigos, ¿sabes cuáles son las metas de los demás? Pregúntales cuáles son sus aspiraciones, sus objetivos, sus deseos, sus anhelos, sus sueños… ¿Cuáles son las esperanzas de las personas que te rodean?
¿Saben los demás lo que tú esperas de ellos? Si no se lo dices, aunque te quieran mucho, aunque te admiren, aunque te aprecien por tu trabajo, ellos no lo van a saber. Si no lo dices, nunca se van a enterar de tus necesidades. Pide, aunque te digan que no.
¿Saben los demás cuáles son tus metas? Las personas que tienes alrededor, ¿saben cuáles son tus expectativas, tus ilusiones, lo que quieres conseguir?
¿Cómo sabes que lo saben? ¿Cómo sabes que lo sabes? Solo hay una manera: hablando.
Fuente: http://www.ricardoros.com
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