Es difícil entender los acuerdos kármicos firmados hace milenios entre lo que ahora se corresponde con los pueblos de Irán y los de Estados Unidos, cuando Sumeria existía y el semireptoide Enkhi (y posteriormente su hermano humanoide Enlil o Jehovah) gobernaban el planeta por delegación de Annu el patriarca de Nibiru. La visión global de quinta dimensión es la que está actuando y sanando el lejano pasado, y estos países son símbolos vivos de otras fuerzas que ahora no comprendemos. Pero a nivel multidimensional todo alcanza su equilibrio. Las apariencias externas no son lo real que se mueve detrás de las bambalinas.
Se dice que a la polaridad negativa le gusta ser odiada y alimentarse así de las energías de los hijos de la luz, aumentando así su fuerza. Las armas son neutrales, pero el corazón de la gente juega en la dualidad. Nos hacemos lo que hacemos a los demás. Al matar nos matamos, no con armas sino con el veneno que destila nuestra mente, y así es imposible alcanzar jamás la paz. Si los otros son el enemigo te condenas a sentir rencor por siempre y a vivir entre sombras.
No sabemos qué se mueve detrás de cada alma ni que designio está cumpliendo la oscuridad para servir de la mejor manera al espíritu, lo mismo que la luz. Por tanto el odio y el juicio sólo degeneran nuestra propia percepción de las cosas. Lo de fuera no puede agitarnos si estamos serenos dentro, ni tampoco puede equilibrarnos si estamos faltos de integridad. Hay que penetrar en cada experiencia sin miedo a mancharse las manos, porque nuestra misión es experimentar y crecer. El mejor consejo es no juzgar, porque nunca sabremos lo que está bien o mal en los designios divinos que los humanos encarnamos e incluso creamos. Lo que en tercera dimensión está mal es posible que tenga un sentido profundo en una dimensión más vasta y profunda. Sólo nos queda aceptar los signos y seguir las pautas de la intuición, que señalan la ruta a seguir.
MIYO
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