Todo cambia. Es lo único seguro en esta vida. Y todos queremos que cambie el mundo: las personas, situaciones y cosas. ¡Imposible! Esta absurda y loca pretensión es causa de mucho dolor, violencia, frustración, sufrimiento e infelicidad.
El cambio es de uno mismo, en transformación continua, para ser la esencia que verdaderamente es. El mundo es lo que refleja en su realidad. Así que se trata de una decisión absolutamente personal, que está en nuestras manos.
Esta historia que te comparto ayuda a ser consciente de ello y a ir cambiando creencias, palabras, emociones, actitudes y comportamientos. Momento a momento; persona a persona. Es la libertad que tenemos; es nuestro verdadero poder de desplegar nuestro máximo potencial:
“Un científico, vivía con preocupación todos los problemas del mundo. Estaba decidido a encontrar por todos los medios una solución. Pasaba días en su laboratorio, en busca de respuestas.
Cierto día, su hijo de 7 años, invadió su lugar de trabajo, dispuesto a ayudarle a encontrar esa ansiada solución. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lugar, pero viendo que era imposible sacarlo del lugar, el padre pensó en algo que pudiera distraer su atención.
Encontró una revista, donde había un mapa del mundo, ¡justo lo que precisaba! Con una tijera, recortó el mapa en varios pequeños pedazos y se los entregó al niño con un rollo de cinta, diciéndole: Hijo, como te gustan tanto los rompecabezas, te voy a dar el mundo en pequeños pedazos, para que lo repares.
El científico estaba seguro que como no conocía el mapamundi lo dejaría tranquilo por un tiempo… ¡pero no fue así!
Pasada algunas horas, escuchó la voz del niño: ¡Papá, papá, ya lo hice, lo logré!
Al principio el padre no dio crédito a las palabras del niño. ¡No puede ser, es imposible que a su edad, haya conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes! Más, para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo había sido capaz?
Hijito, tú no sabías cómo es el mundo, ¿cómo lograste armarlo?
Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, ví por el otro lado la figura de un hombre. Así que le di la vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía como era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y me di cuenta que había arreglado al mundo”.
Mejor ocuparnos en conocernos y transformarnos, porque ello se reflejará en el mundo.
Ana Novo
La Comadrona Espiritual ®
www.creoycreo.com
La Comadrona Espiritual ®
www.creoycreo.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario