Cuando nuestra experiencia de vida está inmersa en un ambiente de negatividad o vulnerabilidad, el sistema de defensa de nuestro campo energético luminoso puede sobresaturarse. La energía negativa dirigida hacia nosotros puede "cristalizarse", quedando ligada o empotrada a nuestro cuerpo físico y tomando la forma de objetos materiales (flechas, piedras, lanzas, bloques, cinturones... todo a nivel energético).
La visión antigua de los chamanes del Amazonas nos dice que estas energías cristalizadas son el resultado de "magia negra" o "brujería" dirigida hacia una persona. Sin embargo, la visión contemporánea de la medicina energética establece que dichas energías pueden ser causadas por enojo, envidia o rencor dirigidos a nosotros por otra persona (incluso de manera inconciente). Algunas veces, también, las energías "cristalizadas" resultan ser el remanente energético de memorias de nuestra muerte o de cómo fuimos lastimados en vidas pasadas.
El proceso de "cristalización" de una energía tarda de semanas a meses en suceder; sin embargo, por tratarse de energías que no nos pertenecen, deben ser extraídas.
El proceso de "extracción" siempre se lleva a cabo después de haber realizado una "iluminación". Mientras que el sistema de sanación conocido como "iluminación" combustiona la mayoría de las energías "densas" de nuestro campo energético luminoso, este proceso no alcanza a metabolizar las energías cristalizadas; es como si fueran maderas imposibles de quemar.
Durante la extracción, el sanador envuelve al paciente en su campo energético luminoso, proporcionando un espacio seguro, de amor y de luz para llevar a cabo el proceso. Una vez realizada la extracción, el "hueco" que queda el campo energético del paciente (en donde antes estaba la energía cristalizada) es cubierto y reemplazado por energía luminosa. Es decir, esa zona es reconstruida. Como si se "emparejara" una superficie irregular para dejarla lisa, sin hoyos o saltos.
VÍA YO EVOLUCIONO
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