Hace algunos años, cuando apenas me asomaba al universo paralelo de las 4 palabras que curan, atravesaba por algunas dificultades económicas; el dinero que ganaba, simplemente se iba de mis manos velozmente y me dejaba sumergida en medio de grandes preguntas como por ejemplo: ¿Qué estoy haciendo mal?, entre muchas otras.
En una ocasión recibí la alarmante carta de uno de los almacenes de la ciudad, en la cual se me notificaba que mi crédito había llegado hasta el departamento jurídico y que debía pasar a arreglar esa situación lo antes posible. Te confieso que me sorprendí. Mi exactitud y puntualidad de siempre parecían quedar en el olvido frente a mí misma y frente a la empresa. Era justo que tuviera que arreglármelas con el abogado porque además pronto tendría el dinero. Y así fue.
Al día siguiente me levanté temprano y en medio de un torbellino de dudas, salí rumbo a la oficina del abogado y antes de entrar en ella me dije: lo siento, perdóname, gracias, te amo. Entré. Pasé a través del escritorio de su secretaria y llegué hasta donde él estaba sentado. Sonreí. Dije buenos días. En el ambiente algo me dijo que venían algunas sorpresas agradables para mí.
El abogado, un chico joven, tenía su computador de escritorio encendido y en la pantalla (visible desde donde yo estaba) un fondo con Kiss, la legendaria banda neoyorkina de los años 70. En la pared, a lado de los diplomas un póster con los rostros pintados de sus cantantes y en la mesa auxiliar algunas fotos más. Entonces pensé: Uf! Hice un viaje en el tiempo, estoy en un universo paralelo!!! Y así era. Así es el universo en el cual flotan las 4 palabras sanadoras.
Miré todo en silencio, nos saludamos formalmente y me senté. El chico, muy amablemente al ver mi rostro sorprendido y supongo que por romper el hielo me preguntó: ¿Le gusta Kiss? Respondí que sí, que admiraba profundamente su estilo y que ellos habían sido escuela para las generaciones venideras. Entonces sus ojos se iluminaron y dijo: a ver ¿Cuál es la que más le gusta? Le contesté que “Fui hecha para amarte”. (Quiero que sepas que estoy riendo al recordar esto). Para ese entonces, el abogado como buen fan, se sentía emocionado por lo que estábamos charlando y por haber coincidido con alguien a quien le gustara su banda favorita. La conversación se había alargado un poco, pero era agradable. Fue por eso que con más confianza me preguntó: ¿Y cómo dice la canción que me mencionó Vivi?
Como me río escribiendo esto, me trae gratos recuerdos, entre ellos el que yo estaba feliz por haberme re encontrado con Kiss en donde menos lo esperaba y por eso ahí en esa oficina, sin pena alguna y sabiendo que nací para todo menos para cantar, interpreté el coro:
I was made for loving you baby
You were made for loving me
And I can’t get enough of you baby
Can you get enough of meFui hecho para amarte nena
Tú fuiste hecha para amarme
Y no puedo cansarme de ti nena
¿Puedes tú cansarte de mí?
El abogado y yo sonreímos.
Creo que en un instante él había mirado en mi interior y me había re-conocido.
Repentinamente me preguntó: ¿Cómo quieres pagar?
Y aunque el abogado estaba dispuesto a darme el plazo que yo pidiera, mi objetivo al estar ahí o al compartir un momento agradable no tenía una segunda intención, ni era prolongar un pago obligado, yo sólo quería presentarme, llegar a un acuerdo. Y por eso le respondí con sinceridad que en 1 semana podía hacerlo cómodamente. El dijo, listo y firmamos el compromiso por una cantidad sin intereses, lo cual me sorprendió y alegró mucho.
Al cabo de esa semana llegué de nuevo a su oficina. Me recordó perfectamente y me recibió con gran satisfacción, entonces finiquitamos el asunto y antes de irme me dijo: Vivi, cantemos juntos “Yo fui hecho para amarte” y puso el video de la canción (mismo que te muestro al final) en su computador. Entonces sin pena alguna dos fans de Kiss cantaron en una oficina perdida en el centro de una ciudad chiquita: “Yo fui hecho para amarte”.
Aunque quise haberme quedado ahí un día entero, le di las gracias, estreché su mano y salí del lugar. Eso es algo que no olvidaré.
La magia estuvo en que había cambiado dentro de mí la energía de ese sitio y la de todos los presentes, de manera que en lugar de aparecer allí, repleta de pensamientos negativos, me dejé llevar, me conecté con el amor y así evité encontrarme con un tipo hostil que me reflejara y que no me hubiera atendido de manera tan divertida como lo hizo el abogado con el que coincidí.
Con el paso del tiempo y como ya sabes, mi vida cambió, comencé a escribir formalmente, llegaste tú. Actualmente mi vida es mucho más ligera y mis pensamientos también.
Gracias por leerme.
Paz del corazón.
© Todos los derechos reservados. Vivi Cervera 2013.
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