Crecer como aceptados y bendecidos por nuestros padres, en todas las dimensiones de nuestro ser, es fundamental para que nos amemos y sintamos desde la raíz de nuestra existencia, la certeza de que tenemos nuestro lugar en el mundo.
Poneos frente a vuestr@ hij@ y pronunciar alto y claro estas cuatro frases:
1.- Aceptamos y bendecimos tu temperamento, tu carácter, tus capacidades y tus preferencias. Juega, actúa, decide, ríe, enamórate, vuela… trataremos de cuidarte y protegerte, pero sin que las palabras “educación” y “crianza” se conviertan en “amaestramiento” ni “abuso”.
2.-Aceptamos y bendecimos tu sexo y todos tus rasgos físicos. Tu espíritu está ocupando el cuerpo perfecto para desarrollar tu alma en este transito por la vida.
3.- Aceptamos y bendecimos el momento en que has llegado al mundo. Ni antes ni después, el momento en que apareciste en el planeta es el ideal para comenzar a caminar y a crecer sobre este rincón del universo.
4.- Aceptamos y bendecimos el árbol genealógico del que procedes, él está en ti y tú en él. Agradecemos sus tesoros y tratamos de sanar sus heridas. En ti hay reflejos de sus luces y sus sombras, pero recuerda que eres tú mismo, no tu árbol.
Sencillo ejercicio psicomágico para adultos desvalorizados: hombre y mujer simbolizando a los padres, bendicen su nacimiento y todo su ser.
En general, de padres fríos, hijos raquíticos, de padres amorosos, hijos saludables. El estilo afectivo de los padres nutre la autoestima de los hijos.
Plano Creativo
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