Esta dimensión del juego tiene que ser aplicado a toda tu vida: al margen de lo que estés haciendo, estate en esa actividad tan totalmente que el fin sea irrelevante. Puede que llegue, tiene que llegar, pero no está en tu mente. Estás jugando, estás disfrutando...
La actitud del que juega indica que está disfrutando de la actividad; es buena en sí misma. No hay ningún afán de lucro; no es calculador...
Ser juguetón es una de las bases más profundas de todos los procesos meditativos. Pero somos serios; estamos adiestrados para ello. De modo que, incluso cuando meditamos, estamos buscando el fin, el resultado. Y, suceda lo que suceda, estarás insatisfecho.
La gente viene a mí y me dice: "Sí, la meditación está creciendo, progresando. Me siento más feliz, un poco más silencioso, a gusto, pero no está pasando nada más". ¿Qué nada más? Sé que la gente que es así está abocada a venir a decirme algún día: "Sí, estoy sintiendo el nirvana, pero no está sucediendo nada más. Me siento dichoso, pero no está sucediendo nada más". ¿Qué nada más? Está buscando alguna ganancia, y a no ser que llegue a sus manos alguna ganancia muy visible, algo que pueda depositar en un banco, no puede estar satisfecho. El silencio y la felicidad son tan vagos...; no puedes poseerlos, no puedes enseñárselos a nadie...
La mente de los negocios entra en la meditación con todo el adiestramiento de los negocios: ¿qué ganancia se puede obtener con ello?
El hombre de negocios no juega, y si no juegas, no puedes ser meditativo. Juega cada vez más. Pierde el tiempo jugando. Jugar con niños servirá. Incluso si no hay nadie, puedes saltar y bailar solo en la habitación y jugar. Disfruta. Pero tu mente seguirá insistiendo: "¿Qué estás haciendo, perdiendo el tiempo? Puedes ganar algo en este tiempo. Puedes hacer algo, y estás saltando, cantando y bailando. ¿Qué estás haciendo? ¿Te has vuelto loco?".
Pruébalo. Roba el tiempo que puedas a tu negocio y juega. Haz lo que sea --puedes pintar, puedes tocar el sitar, cualquier cosa que te guste--, pero juega. No busques la ganancia con ello, no veas ningún futuro en ello; sólo el presente. Y entonces..., entonces puedes jugar también por dentro. Entonces puedes saltar a tus pensamientos, jugar con ellos, lanzarlos aquí y allá, bailar con ellos, pero no tomártelos en serio...
Si juegas en la vida, entonces puedes jugar también dentro con la mente. Entonces sé como si estuvieras mirando algo en la pantalla de un televisor: no estás involucrado, eres sólo un espectador, un observador. Mira y disfrútalo. No digas que es bueno, no digas que es malo, no condenes, no valores, porque ésas son cosas serias. Si aparece una mujer desnuda en tu pantalla, no digas que esto es malo, que algún diablo está haciendo alguna jugarreta... Míralo como si sólo estuviera en la pantalla, una pantalla de cine. Y sé juguetón con ello: dile a la dama, "¡Espera!". No intentes echarla fuera, porque cuanto más la empujes fuera, más entrará: las damas son difíciles... Simplemente mira y no te alteres en absoluto. Deja que la dama espere. Se irá por sí misma, como vino: se mueve por su cuenta. No está relacionada contigo; es sólo algo en la memoria. Afectada por alguna situación, apareció; es sólo una imagen. Sé juguetón con ella. Si puedes ser juguetón con tu mente, cesará muy pronto, porque la mente sólo puede estar ahí si eres serio. La seriedad es el enlace, el puente".
Osho, El Libro de los Secretos
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