“El dolor que cargas es el amor que no das”. Vissaeux.
El amor también es gratitud, por eso creo que en todo rastro de infelicidad o de dolor, también hay una huella de ingratitud.
Nos hemos adaptado a creer que si somos infelices, algo o alguien tiene que venir hacia nosotros para entregarnos eso que nos hace falta y nada puede ser más falso que esto; nadie podrá cambiar, para que seamos felices, por lo tanto nos quedaremos esperando esa ansiada felicidad. Creo que esta actitud tan nuestra es cuestión de costumbres, de educación, de herencia y de creencias. Y aparecimos aquí precisamente para dejar marchar todo eso.
Hace algún tiempo veía en la televisión una serie de casos reales de personas necesitadas y presentaron a un niño como de 8 años que no podía caminar, que había nacido con determinada enfermedad que le impedía muchas cosas; pero lo sorprendente es que el niño vigilaba el estado de ánimo del papá (quien vivía deprimido). Así que con toda la dificultad del mundo se movía e iba con él para preguntarle: ¿Papá estás bien? Y el hombre secándose las lágrimas! Entonces el niño le decía: Papá no llores que la vida es bella!!! y sonreía como si a cada segundo recibiera un regalo.
¿Y yo qué? ¿Y tú qué? ¿Y nosotros qué?
La frase de hoy…El amor que no das: ¿A quién? Pues a ti mism@. ¿De verdad quieres pasarte una vida siendo víctima? ¿No has pensado que este regalo llamado vida en la tierra es cortísimo? ¿Y que en la última hora casi siempre se desea un poquito más de tiempo para reparar lo que no pudo hacerse durante años? ¿No se te hace más difícil vivir pensando en que nadie te quiere? o ¿En que tod@s tarde o temprano te fallan? ¿En que la vida es muy dura? ¿Que tu cuerpo no responde a las palabras amorosas? ¿Que nada funciona? ¿No te cansa eso?
A mí me agotaría físicamente, me dejaría sin fuerzas para levantarme cada día, me borraría la sonrisa del rostro, todo anhelo, toda ilusión, toda posibilidad de vida, moriría sin darme cuenta de que lo he hecho.
Pero lo peor de todo no es cómo puedas sentirte, sino lo que emanas, la vibración que envías para que se te devuelva más de lo mismo. Entonces si te quejas por falta de dinero te aparecerán más deudas de la nada. Si te quejas de tu cuerpo, aumentarás un par de kilos con sólo pasar frente a la panadería. Si te quejas de tu novi@, un buen día ya no le tendrás. Si te quejas de la vida, su peor cara te mostrará.
El texto que acabas de leer pertenece a un boletín, que comparto contigo, ampliándolo de tal forma que se convierta en una carta para alguien que siente la vida de manera diferente, que se siente sola y que en ocasiones no encuentra una respuesta al millón de interrogantes de su mente. Estas palabras son para una mujer que me escribió para darme las gracias y de paso contarme que ese boletín de nombre: el amor que no das, evitó que ella intentara terminar con su vida. Me di cuenta de que sin saberlo, ella me daba una oportunidad, un motivo más para amar, agradecer y perdonar a esa pequeña o gran parte de mí, que inconscientemente había generado su experiencia. A ella le dije en mi mente, por favor perdóname, gracias, te amo.
Creí que estaba hecha de piel y hueso, pero me equivoqué. En realidad estoy hecha de ti. Vivi Cervera.
Esta carta no es para decirte que la vida es bella y que por favor luches por ella; claro que no, porque la vida no es un cuadrilátero de boxeo, la vida es un campo de girasoles y sólo te es preciso comprender que hay una fuerza superior a ti, que se introduce a través de tu cuerpo y te permite detenerte entre sus flores o caminar entre ellas. No te pido nada, porque en tus memorias yo me encuentro. No te pregunto nada porque en cada una de tus lágrimas hay una respuesta. No anhelo nada porque en cada uno de tus lamentos está la inconfundible voz de la Presencia Divina.
-¿Acaso es su juego perverso? Te preguntarás.
Y en tú pregunta también está presente tu Divinidad, de igual forma que en tu duda, en tu miedo, en tu enojo, en tu bruma. No hay nada que puedas llevar a cabo en esta vida donde El/Ella no se haga presente, así que aunque en ciertos momentos elijas odiarte, aunque esto signifique para ti una leve satisfacción, no puede haber nada absurdo, ni perverso en ti.
-Sigo sin entender. Me dices.
A veces es mejor no entender. De hecho, a la vida no hay que entenderla, hay que vivirla. Intentar entender la vida a base de preguntas es pretender atrapar a la eternidad en el puño de tu mano. Nuestra mente no tiene esa capacidad.
Lectora, lector, tú que me lees y que sientes mis palabras como propias, ámate a través de la experiencia de esta mujer o dile a ella: TE AMO! Porque con esto limpiarás en ti, sanarás en ti, ese recuerdo que te une conmigo y con ella. Gracias.
Para quitarse la vida no es necesario utilizar un medio externo. Basta con recordar las ofensas recibidas en cantidad suficiente que se agote la energía. El recuerdo rompe la armonía energética del cuerpo y produce el dolor. Sin embargo, aun este deambular entre cielo y el infierno ha de ser bendecido, ha de ser amado, porque nunca se trató de ti o de mí, siempre estuvo esa Presencia ahí.
Tu experiencia es simplemente el susurro con el que lo Divino ES, a través de ti y yo lo acepto.
Te amo y me amo en ti.
© Todos los derechos reservados. Vivi Cervera 2012.
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