Limpia tu vida, comienza por las gavetas, armarios, hasta llegar a aquellas personas del pasado que no tienen más sentidos que sigan ocupando un espacio en tu mente.
Exígete a ti mismo lo que te gustaría exigirles a los demás, y a los demás déjalos tranquilos sin esperar nada de ellos, así te ahorraras disgustos.
No te quejes con tu Dios diciéndole que tienes un gran problema, dile a tu problema que tienes un gran Dios, y ese Dios eres tú.
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