Durante seis años busqué la iluminación – dijo el discípulo. – Siento que estoy cerca, y quiero saber cómo he de dar el siguiente paso.
Un hombre que sabe buscar a Dios, sabe también cuidar de sí mismo. ¿Cómo te mantienes? – preguntó el maestro.
Ése es un detalle sin importancia. Mis padres son ricos, y me ayudan en mi búsqueda espiritual. Gracias a ello puedo dedicarme por entero a las cosas sagradas.
Muy bien – dijo el maestro. – Entonces te explicaré el siguiente paso: mira al sol durante medio minuto.
El discípulo obedeció.
A continuación, el maestro le pidió que describiese el paisaje a su alrededor.
No puedo. El brillo del sol me ha deslumbrado.
Un hombre que mantiene los ojos fijos en el sol, termina ciego. Un hombre que sólo busca la Luz y deja sus responsabilidades en manos de los demás, jamás encontrará lo que busca – fue el comentario del maestro.
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