L. Barbosa cuenta la historia de una isla en la que vivían los principales sentimientos del hombre: la Alegría, la Tristeza, la Vanidad, la Sabiduría y el Amor. Un día, la isla empezó a hundirse en el océano; todos consiguieron llegar a sus barcos, menos el Amor.
Cuando fue a pedirle a la Riqueza que lo salvase, esta dijo:
–No puedo, estoy cargada de joyas y de oro.
Se dirigió entonces al barco de la Vanidad, que le respondió:
–Lo siento mucho, pero no quiero ensuciar mi barco.
El Amor corrió hacia la Sabiduría, pera esta también lo rechazó diciendo:
–Quiero estar sola: estoy reflexionando sobre la tragedia, y más adelante pienso escribir un libro sobre esto.
El Amor empezó a ahogarse. Cuando ya estaba casi muriendo, apareció un barco, conducido por un viejo, que lo acabó salvando.
–Muchas gracias –dijo el Amor, en cuanto se recuperó del susto-. Pero, ¿quién eres tú?
–Soy el Tiempo –respondió el viejo. Solo el Tiempo es capaz de salvar al Amor.
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