Jesús lo dijo de manera muy exacta: "Dios es amor". Si realmente quieres estar enamorado de Dios, no intentes poseerlo. Al poseerlo lo matas, lo envenenas.
Sí, no puedes poseerlo, pero tampoco hay manera de que lo pierdas. Está ahí. Siempre está ahí.
En el momento en que comprendas que el amor no puede poseerse, surgirá en ti una gran comprensión y lo tendrás, y será para siempre. No podrás agotarlo.
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