Nos apresuramos a juzgar, pero existe mucho más por encima de lo que creemos y de lo que vemos.
De la misma manera que los métodos de Dios están con frecuencia escondidos –y es nuestro trabajo revelar la Luz– la Luz en otras personas está oculta también.
Como mi madre escribe en su nuevo libro Continuará: La reencarnación y el secreto de nuestras vidas: “Deberíamos poder amar a la peor persona de la misma manera en que lo hace el Creador. Porque no hay persona sin Luz”.
Existe mucha más santidad en la persona que tenemos a nuestro lado que la que podemos empezar siquiera a ver.
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