domingo, 2 de septiembre de 2012

PARCHEANDO EL CORAZÓN...♥


A nuestra edad ningún corazón está liso. Todos tienen parches que tratan de suturar heridas aún tiernas o cubrir cicatrices de las ya pasadas. El territorio que ocupan los rasguños nos indica el camino del aprendizaje que vamos haciendo. Un mapa nada común que hemos trazado a golpe de lágrimas pero también a impulsos de voluntades.
Cuando tenemos un problema, dos…cien…y todos parecen darse cita a la vez, el corazón tiende a encogerse, se arruga, se pliega y repliega sobre sí mismo y de tanto estar retorcido va ejercitándose y siendo diestro en el arte del despliegue. Poco a poco va conociendo cómo estirarse, de qué forma volver a su estado natural tras los envites y sobre todo logra, en contra de lo que sería normal, estar más liso, ser más flexible y adaptarse mejor a aquello que se resuelve a través del amor.
El motor del corazón solamente necesita un combustible, sólo una gasolina capaz de impulsarlo de nuevo tras las caídas por duras que fuesen, nada más que un aliento cercano que de nuevo pose su mano sobre él y lo acaricie tiernamente para recordarle cómo se ama.
Debemos entender que el corazón es la plataforma del alma para anunciarnos que la vida se vive a sí misma a través de él y que queramos o no, inexorablemente va a seguir su curso. Este axioma ayuda a superar las dificultades y a entender que nada es tan terrible y definitivo que no pueda sanarse.
Todos quisiéramos tener siempre esa caricia cercana que a través de una simple mirada nos hiciese partícipes de su complicidad, de su apoyo incondicional y de la fuerza cedida como una chispa ignífuga con la que poder encender la nuestra de nuevo. A veces, uno cuenta con ello. Otras no. Pero en cualquier caso, el aliento divino está en nosotros.
Basta cerrar los ojos y respirar profundo. Dejar la mente en blanco y confiar, siempre confiar en que la ayuda que ansiamos ya se ha puesto en marcha.
El universo no nos olvida. Recordémonos a nosotros mismos también. Estamos ahí, como otras veces, preparados para comenzar de nuevo.
¡Feliz día!
VÍA MIRAR LO QUE NO SE VE

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