Mi madre está perdiendo la vista y ya no ve la suciedad en el suelo de la cocina. En su caso eso le beneficia porque le permite relajarse y no preocuparse por cada mota de polvo.
El amor tiene el mismo efecto cegador y benéfico. Nos permite relajarnos y nos ciega a los defectos y las imperfecciones de los demás. Cuando decidimos amar, podemos dejar de juzgar a las personas y, en vez de eso, valorar su belleza. Quienes aman son como padres para el mundo o sería mejor decir como abuelos, porque los abuelos tienden a ser menos críticos. Lo que el mundo necesita es una legión de abuelos amorosos que devuelvan la autoestima a cada persona.
¿Qué nos llevaremos en nuestro último viaje? Es obvio que no podrán ser cosas materiales. Así como las líneas aéreas establecen un límite en el peso de los equipajes y el maletero del coche tiene una capacidad limitada, en el cielo también hay límite de espacio. Pero el amor no pesa ni ocupa espacio.
El amor es inmortal y no está limitado por la existencia del cuerpo físico. Cuando el cuerpo desaparece, nuestro amor va con nosotros donde quiera que vayan nuestro espíritu, alma y pensamientos, pero también se queda en la vida de los que hemos amado. El amor es energía y no está limitado por las leyes que rigen las cosas materiales ni por el tiempo. Así que puedes llevarlo contigo y, a la vez, dejarlo.
El amor es el puente entre la tierra de los vivos y la tierra de los muertos.
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Este texto procede del libro de Bernie S. Siegel, Consejos para vivir feliz (Ed. Oniro)
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