"Entiendo que estás en una situación muy difícil. Te gustaría vivir en paz, pero la paz es tan tediosa. No pasa nada, estás casi en una tumba. Para evitar ese estado de muerte, la gente hace esto o aquello: se mete en un romance, trata de conquistar a un hombre o una mujer, y luego viene todo el drama de imponerse al otro, de dominar, de pelear... eso no es bueno. Todas las noches una guerra de almohadazos. No es bueno, pero es emocionante.
Todo esposo que vuelve a casa va pensando en excusas para su retraso, imaginando dónde estuvo, qué decir, qué no decir. La mujer también se imagina... llamó a la casa de todos los amigos y reunió toda la información que sabe que él usará para disculparse. Sí, es un drama. El marido dice:
- Estuve con uno de mis amigos. Hace tanto que no nos veíamos.
La mujer se ríe y contesta:
- No seas tonto, tu amigo vino acá. No creo que sea como Jesucristo, que puede estar en dos lugares al mismo tiempo.
Lo atraparon. El hombre se siente culpable. La mujer está enojada. Él trata de convencerla. Pero al menos, todos estos dramas y experiencias traumáticas impiden que caigan en ese espacio que llamamos "tedio". ¡Pero a qué costo! La paz es tediosa y la emoción es una tortura; están atrapados en un dilema.
La explicación estriba en no saber qué es la verdadera paz. No pelear, no relacionarse con otra mujer, no beber demasiado en el bar, no golpear a los demás ni ser apaleado. Tú puedes evitar todo eso. Basta con que cierres la puerta y te sientas dentro de tu habitación. Pero no encontrarás la paz. El problema no es de la habitación y tú. El problema es de tu mente.
La mente procede de los monos. La mente es un mono. ¿Has visto que un mono se siente en silencio? ¡Sería un milagro! El mono siempre hace una cosa u otra: salta entre los árboles en busca de excitación. Se aburre con la paz...
La mente busca y encuentra constantemente algo en qué meterse, algún problema, porque la paz es mortífera, venenosa.
Repito: no es de esta paz de la que yo hablo. La paz de la que hablo viene de la meditación; la paz llega cuando uno sale de su mente y se coloca como un testigo, observándola sin hacer juicios, sin evaluación, sin decir: "esto es bueno, esto es malo, esto es genial". Al hacer eso volvemos a entrar y nos identificamos con el mono...
Simplemente hay que ser testigos, como un espejo que no hace juicios... La mente es como un río. Pasan pensamientos, muchos, y uno tras otro. Hay que sentarse en la orilla, sin mezclarse, sólo como un testigo. Se producirá una gran sorpresa. Muy lentamente, a medida que uno se concentra más y más en ser un mero testigo, los pensamientos comienzas a desaparecer. Sólo existen con la identidad de la persona. Le damos energía a la mente. Si nos salimos, dejamos de nutrirla. Sin alimento, como los pensamientos son muy frágiles, comienzan a morir. A poco, se produce el silencio, la paz. No es la paz de los sepulcros. No es una paz de muerte, no es tediosa. Es una experiencia gigantesca que al llegar al primer peldaño de la escalera, ésta se extiende hacia el infinito. Al avanzar se descubren nuevas capas de paz. Es la verdadera emoción, la emoción interminable".
Osho, Rebelión, revolución y religiosidad. La meditación trae la utopía a la Tierra
http://osho-maestro.blogspot.com/
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