¿Cuál es la raíz de las oportunidades perdidas? Simplemente la falta de paciencia. Porque, después de todo, ¿qué es la paciencia? Tan sólo el conocimiento inamovible (la certeza) de que ocurrirá lo que sea mejor para nosotros. La paciencia nos permite ahuyentar todas las dudas y mantenernos en el camino durante los momentos difíciles, en lugar de buscar o crear sustitutos mediocres de la realización.
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