Celebro el dolor, porque, para mí, viene acompañado de crecimiento.
Celebro el dolor, porque me abre vías a lo desconocido, a lo inhóspito, a lo oculto que mora en mi interior.
Celebro el dolor porque me permite tomar contacto con mi sombra, con mis partes no reconocidas, con aquello que preciso aprehender e integrar en Mí.
Celebro el dolor porque me da la oportunidad de conocerme, sabiendo dónde están mis límites y hasta dónde estoy dispuesta a afrontar.
Celebro el dolor porque es la forma que, a veces, tiene el Universo de dar lecciones vitales, de aquellas que se precisan para hacer crecer el alma, para pulir el diamante, para hacer brillar la Luz. Tu Luz.
No siempre es necesario sufrir, no siempre el Dolor se utiliza en la Vida como mecanismo de aprendizaje, pero, en aquellas ocasiones en que sí lo hace, tenemos dos caminos, o bien, sucumbir ante el dolor, dejándonos dominar por la irritabilidad del ego, caer en la desesperación y llorar amargamente el sufrimiento que las situaciones nos irradian…o bien, podemos abrirnos a él, practicando la “no resistencia”…sufriendo, sin sufrir, sintiendo sin llorar, aceptando y asumiendo el dolor, las situaciones, … asumiendo, en definitiva, la Vida.
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