Ya he hablado extensamente sobre el modo en que la mente se aferra mediante convicciones, expectativas e interpretaciones. Se requiere toda una vida para acumular estas respuestas condicionadas, pero las desmantelamos segundo a segundo. El mejor momento para comenzar es el actual. Cuando te descubras en una situación en la que el desastre, la pérdida, el dolor o cualquier otra emoción negativa sea un resultado seguro, utiliza la fórmula más adecuada entre las siguientes:
* Esto es solo una experiencia. Estoy en la tierra para vivir experiencias. No sucede nada malo.
* Mi Yo superior sabe lo que sucede. Esta situación es por mi bien, aunque ahora no sea evidente.
* Mis temores pueden estar justificados, pero el resultado no me destruirá, hasta puede hacerme bien. Esperaré a ver que pasa.
* En este momento sufro una reacción fuerte, pero no es mi verdadero yo, ya pasará.
* Lo que temo perder está destinado a irse. Estaré mejor cuando entren nuevas energías.
* Diga el miedo lo que diga, nada puede destruirme.
* La gente no se rompe al caer; rebota.
* El cambio es inevitable. De nada sirve resistirse a él.
* Aquí hay algo para mí, siempre que tenga la conciencia necesaria para encontrarlo.
* Las cosas que más temo ya han sucedido.
* No quiero aferrarme más. Mi propósito es deprenderme y recibir lo que venga.
* La vida está de mi parte.
* Soy amado por lo tanto, estoy a salvo.
Estas no son simples fórmulas, sino nuevas convicciones que, si las sostienes con sinceridad, pueden convocar al espíritu para que te ayude. Para construir una nueva realidad necesitas estructuras mentales nuevas. Las situaciones que tu ego rechaza con todo su poderío son justamente aquellas que debería aceptar de buen grado, pues desde la perspectiva espiritual es benéfico todo aquello que desmantele las construcciones mentales limitantes. Debes derribar lo conocido para permitir el ingreso de lo desconocido.
Deepak Chopra.
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