En todos los órdenes de la vida este hecho se repite, seamos más o menos consciente de ello. Necesitamos herramientas. Nuevas herramientas. Herramientas que nos den la posibilidad de construir, y otras veces nos sirvan para reparar. No sabemos en qué momentos podremos llegar a utilizarlas, pero nuestra responsabilidad está en tener la mayor cantidad de herramientas posibles.
En la vida espiritual (que se manifiesta en cada área de nuestra vida), sólo podremos utilizar nuevas herramientas si contamos con una variable fundamental: Flexibilidad. Me gustó esta definición de Flexibilidad: “Comportamiento que sabe adecuarse a las circunstancias y ambientes, sin ceder en los principios”. Lo que rescato de esta definición es la plasticidad para adecuarse, pero sin perder la esencia o los valores personales.
Nuevas herramientas, flexibilidad… ¿para qué entonces? Para comprender dos aspectos de la vida:
1. Dios no siempre actúa del mismo modo con nosotros: Dios obra de muchas y distintas maneras. En algún momento, Él se manifiesta en nuestras vidas y experimentamos alguna bendición. Muchas veces caemos en el error de enamorarnos de la forma en que llegó ese regalo divino. Por ejemplo, estábamos necesitando un dinero, y Dios nos proveyó a través de aumento de sueldo totalmente inesperado. Entonces pensamos que siempre la solución estará en repetidos aumentos de sueldo, siendo poco probable que esto se vaya a dar así sistemáticamente. No aferrarnos a un método. Si nos aferramos a un método, la fe está puesta en el método. Algo sale bien y lo convertimos en tradición. Repetimos la fórmula. Dios quiere que confiemos en su poder, no en un método o ritual
2. Nosotros no siempre tenemos que actuar igual: No siempre las soluciones de ayer son válidas para el desafío de hoy. Nos cuesta abandonar o soltar aquello que nos gusta o nos sirvió en alguna oportunidad. El comportamiento que fue adecuado para alguna situación pasada no tiene por qué ser el más propicio para el problema que hoy esté enfrentando. No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo. Necesitamos creatividad y necesitamos la decisión de crecer para no estancarnos. El crecimiento no es automático ni viene por el paso de los años. Hay mayores muy sabios por su experiencia de vida y hay otros que siguen siendo tan necios como cuando eran jóvenes. ¿Quieres crecer? Para crecer necesitas un plan. Plantéate cambios concretos y pequeños para este año. Pídele a Dios que te dé una estrategia para desarrollar nuevas habilidades. Construye nuevas herramientas. No sabemos en qué momentos podremos llegar a utilizarlas, pero nuestra responsabilidad está en tener la mayor cantidad de herramientas posibles.
Amigo, tener nuevas herramientas es crear el ámbito para una oportunidad espiritual. Crea nuevas herramientas. Crea oportunidades espirituales.
Gustavo Bedrossian.
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