Swami Dayananda en su libro “Discernir
las realidades” dice:
“¿Quién quiere muletas? Solo el que no puede valerse por si mismo.
Mientras uno se sienta inseguro de mantenerse en pie por si mismo, querrá
muletas y de hecho las necesitará. Sin embargo el que está seguro ni las
necesita ni las desea.”
Cuando buscamos cualquier tipo de seguridad, lo hacemos porque
tenemos miedo de algo, y es importante saber lo que está pasando. El hecho
es que uno se siente inseguro de si mismo y el hombre encuentra siempre
razones para su inseguridad, razones que son válidas para cada persona. De
modo que estas razones que nos parecen válidas deberían ser analizadas y
sopesadas para ver la realidad que hay en ellas.
Volviendo a Dayananda:
“No aguanto ser inseguro, y eso significa que estoy buscando liberarme
de la inseguridad. Cuando busco liberarme de la inseguridad, ¿debo buscar
seguridad, o debería preguntarme por qué soy inseguro? ¿Qué es más
correcto? Cuando busco seguridad, doy por sentado que soy alguien inseguro.
Pero, ¿es cierto? ¿En qué razones baso esta conclusión?”
Quizá en el hecho de que creemos que somos el cuerpo. Esta creencia
nos produce una enorme inseguridad, porque el cuerpo físico está sujeto a la
enfermedad, al dolor, al decaimiento y a la muerte. Si somos esta entidad
física, que realmente nunca está completa, pues cambia continuamente y está
en riesgo permanente, es normal que nos sintamos inseguros.
Sin embargo, aunque nos creemos el cuerpo, ¿de verdad somos el
cuerpo? ¿O bien deberíamos decir con más precisión que tenemos un cuerpo a
nuestro servicio?
No hay comentarios:
Publicar un comentario