Los invisibles me han dicho muchas veces que la segunda mitad de este año es “muy enfocada en lo físico”, y aunque todavía no estoy completamente segura de lo que eso significa, me dicen que el solsticio (21/6) fue un punto crucial con respecto a nuestra “fisicalidad”. En la segunda mitad de este año, vamos a estar alineando nuestro ser y vida física con los cuerpos espiritual, mental y emocional con los que hemos estado trabajando (despejando) los últimos años... lo que puede sonar atemorizante y doloroso a través del filtro del estrés postraumático del que la mayoría de nosotros claramente estamos sufriendo... pero las siete hermanas dicen que esta parte del proceso de ascensión es donde empieza la diversión (?) porque podemos crear desde cero, con nuestro enfoque únicamente en el presente, sin nuestro pringoso pasado descarrilándonos continuamente.
Y supongo que eso tiene sentido porque nos hemos estado arraigando tan profundamente en la conciencia del momento presente que el pasado se está convirtiendo en un sueño brumoso y lo desconocido del futuro se está haciendo cada vez menos sobrecogedor a cada minuto. Este espacio intermedio tiene muchos nombres: punto cero, punto de quietud, neutralidad, presencia, el momento del ahora, el espacio entre pensamientos, etc. Yo lo llamo el espacio “yanotengolaenergíaparaquemeimporte”.
Como quiera que lo llamen, cuando están aquí... son libres. Este es el espacio donde están verdaderamente dispuestos a dejar salir todo y ser el yo auténtico que vinieron a ser aquí.... con defectos y todo. Ahora es un buen momento para preguntarse: ¿Qué es lo que todavía me importa? Ahora dejen ir eso también. Porque cuando simplemente ya no les importa, por fin se salen de en medio y dejan que su corazón los guíe... lo cual es todo el objetivo. Este es el proverbial “recipiente vacío” que Madre/Padre Dios está buscando para llenarnos con un poco de ese néctar de amor.
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