Repetía a menudo que cada error que dejaba atrás era un nuevo paso adelante. Decía que hay una cosa peor que los fracasos: los pocos intentos. Invirtió tiempo y mucho dinero en probar más de seis mil filamentos, traídos de todo el mundo, con el fin de lograr que no se fundiesen en el interior de una bombilla, hasta dar con la solución…
Más adelante abrió una “fabrica de inventos” donde se construían todas las piezas necesarias para desarrollar sus proyectos. De ella salieron el fonógrafo, el dictáfono, y cientos de invenciones.
Edison era un optimista que no se rendía y que sacaba lo positivo de las situaciones adversas. Cuando un incendio destruyó su taller, con inventos a medio acabar, dijo:
“Se han quemado todos nuestros errores. Gracias a Dios podemos comenzar de nuevo”
La escafandra del optimista. Allan Percy
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