martes, 28 de junio de 2011

¿SOY MI CUERPO?



Si quiero no ser yo, me disfrazo, me tapo, es decir, tapo mi cuerpo. En realidad, el hombre tiende a identificarse con su cuerpo, el cual nos da pistas sobre un sexo, una edad aproximada, emite una voz particular y se expresa con el lenguaje no verbal. A nivel atómico, somos hidrógeno, nitrógeno, oxígeno, carbono y minerales. Pero en realidad lo que somos es una dimensión espiritual y una dimensión psíquica que incluye lo corporal, con sus energías libidinal, emocional e intelectual. Por tanto, soy algo más que mi cuerpo, aunque éste sea el instrumento o vehículo que me permite vivir en estas coordenadas espacio-temporales.
Un cuento para ilustrarlo:
Dos monjes caminaban por un parque, cuando uno de ellos exclama, -¡Qué bello el verde de estos árboles!- el otro se lo queda mirando y le dice -¿Y qué sucedería si no tuvieses ojos?- el primer monje vuelve a exclamar -¡Que dulce el aroma de estas flores!- molesto el otro monje continúa su debate -¿Y qué sucedería si no tuvieses olfato?- con gran parcimonia el primer monje responde -¡Y qué exquisito el canto de los pájaros!- ya disgustado el otro monje le grita -¿Y qué sucedería si no tuvieses ninguno de tus sentidos?-, con un tono dulce el primer monje lo mira y le dice -Entonces, no habría mucho porqué preocuparse, ¡estaría bien muerto!-

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