Un lugar alejado de las miserias de cualquier cultura, religión o filosofía impuesta, y que además no se puede describir, como los sentimientos; se siente o no se siente, se está o no se está. Es como creer en Dios, dijo “Albert” al mundo: “si no puedes sentir a Dios dentro de ti tendrás que creer en él, aunque eso ya es otra cosa”
La meta es el camino, extracto de “El terrorista interno” (novela de Juan Trigo)
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