Tal vez usted sea de esas personas que, sólo de leer la palabra sexo, quedan ruborizadas y pasan a hablar bajo y misteriosamente porque, en su subconsciente, el sexo es cosa sucia, fea, pecado.
Quien inventó el sexo fue Dios y todo lo que Dios crea es esencialmente bueno. Aquí, ahora, ayer, hoy, mañana y siempre. Esencialmente bueno. Solamente Dios podría haber creado esa sinfonía de delicias, ejecutadas armoniosamente por la orquesta del cuerpo, de la mente y del corazón.
Practicar el sexo es tan digno como rezar el Padre Nuestro, pues ambos fueron creados por Dios.
Cuando usted piensa en el sexo, cuando comienza a sentir un placer fulgurante y delicioso en usted, recuerde decir: "Muchas gracias, mi Dios." El sexo es un regalo de valor infinito. Es la perpetuación del paraíso aquí en la tierra, es la manifestación del cariño de Dios para con usted. Sienta el placer hasta los límites más íntimos y profundos de sus fibras y sumerja su ser en la Divinidad que llenó su vida de tantas delicias indescriptibles.
Pero, a pesar de eso, hay mucha frustración en la relación sexual conyugal.
Es necesario que ambos caminen juntos, y ayudándose uno a otro, y esperando al otro si fuere preciso; es necesario que la orquesta ejecute afinada; es necesario que usted hable cuando no está acompañando el ritmo de la orquesta.
Cuando las cosas no andan bien, hable, hable, diga que está quedando atrás, diga cuál es el instrumento de su orquesta que necesita ser pulsado con más intensidad. Hable. La salvación de la armonía sexual está en que ambos intercambien palabras y deseos simplemente, claramente.
Conozco matrimonios que fueron agua abajo por causa de las frustraciones que acontecieron desde el primer día. Eso se da principalmente con ella, que deja de hablar, y entonces, con el tiempo, queda hasta con pavor de la relación sexual, cuando tiene todavía un mundo de inmenso placer para comenzarlo a vivir en el matrimonio. Hable. Diga cómo lo desea. Sigan esta regla esencial: los dos deben tocar juntos una misma melodía. Al comienzo tendrán que ensayar juntos, pero luego, todo será maravilloso y fácil. Para los dos. Sí, para los dos
LAURO TREVISAN
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